Deuda es toda obligación actualmente exigible por medios de coerción legal. Según dos magistrados de nuestra Corte Suprema, "pocas veces ha sido tan evidente la deuda del Estado chileno en materia de matrimonio igualitario". No especifican, los magistrados, cuál sería el título del acreedor para exigir el pago de lo debido. Su alusión al matrimonio "igualitario" parece radicarlo en la igualdad. Iguales somos los seres humanos en dignidad y en derechos que derivan directamente de nuestra condición de personas. En los hechos, tanto como en el derecho esa igualdad se visibiliza y viabiliza en nuestra rica diversidad. Cada persona tiene singular figura, tareas originales y talentos indispensables para su propio desarrollo y para su natural vocación social y política.
Pocas veces se hace tan evidente este principio elemental de igualdad en la diversidad como en el matrimonio y su fruto característico, la familia. Varón y mujer, iguales en su dignidad de personas, eligen vincularse para mutuo complemento y enriquecimiento con sus naturales carismas de género. Su convivencia afianzada por lazos estables de mutua solidaridad da sustento a una institución que cobijará la responsable procreación y educación de sus hijos. Esa familia será núcleo fundamental, semillero, fragua y modelo predictivo de la sociedad política que llamamos Estado. Igualdad + Diversidad = Viabilidad y Vitalidad Social.
Los magistrados supremos no mencionan ley positiva vinculante que exija al Estado chileno pagar su deuda con el matrimonio igualitario. Saben que no pueden invocar para ello la ley natural o divina. ¿Entonces qué? Sólo una típica, odiosa y jurídicamente ineficaz argumentación ad hominem: "obcecación". Obcecación es ceguera pertinaz y autoinducida. Un innominado grupo de personas arrastraría hace años ("añosa obcecación") una tara ideológica que le impide ver y abrirse "a los embates de la realidad". Tampoco definen, los magistrados supremos, qué es esa realidad. Ellos conocen de cerca y juzgan a diario, con atribución exclusiva, los embates de la realidad delictual. Pero la ciencia del derecho no es descriptiva, sino normativa. La ley es pedagoga de lo que debe ser, no espejo de lo que simplemente ocurre o algunos desean. Si en algo coinciden marxistas y cristianos, agnósticos y creyentes es que la tarea del pensador y del servidor público no es interpretar o reflejar el mundo, sino transformarlo.
Lamentan, denuncian nuestros dos magistrados que esta añosa obcecación concurra a blindar la institución del matrimonio entre varón y mujer, y pretenda borrar todo vestigio de matrimonio entre personas del mismo sexo. La recentísima ley vigente del matrimonio civil, firmada por el progresista Ricardo Lagos considera la conducta homosexual de un cónyuge como causal para que el otro solicite el divorcio.
¿Obcecación de un agnóstico?
Las deudas añosas se extinguen por prescripción. La gran deuda del Estado Chileno es proteger y fortalecer la familia. Por ser de lesa humanidad, es imprescriptible.