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DF Conexión a China ¿China es el futuro?

Andrés Bórquez Doctor en Políticas Internacionales, Universidad de Fudan; Coordinador Programa de Estudios Chinos, Instituto de Estudios Internacionales, U. de Chile

Por: Andrés Bórquez | Publicado: Martes 21 de julio de 2020 a las 04:00 hrs.
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Andrés Bórquez

Muchos coinciden en que esta pandemia es un acelerador histórico, y uno de los elementos que se han traído al presente es la vieja pregunta de si China será el próximo líder global. Si bien la pandemia dañó en un comienzo la imagen china por demandas de transparencia, seis meses después es de los pocos países que está retornando a la normalidad y, sin ir más lejos, esta semana anunció que su economía volvió a crecer un 3,2% entre abril y junio. También ha comprometido el fortalecimiento del apoyo a la OMS y ha impulsado la “diplomacia de las mascarillas”.

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No obstante, ser una potencia consagrada implica nuevos roles y responsabilidades que van más allá del manejo de una crisis y que tienen relación con clarificar su posicionamiento en el orden mundial. Bajo esta premisa, las expectativas del mundo hacia esta nación también van aumentando, en la medida que la influencia de China se acrecienta. Se pueden desprender entonces dos desafíos que China debe resolver para agenciar legitimidad y que tendrán impacto en el sistema internacional.

Primero, debe esclarecer si quiere ser tratado como un poder medio o súper potencia. La nación asiática se ha ido posicionando como una alternativa de financiamiento y cooperación para el mundo en desarrollo. Este comportamiento es visto de manera similar al de las naciones altamente desarrolladas de occidente, que a través de organismos de cooperación disponen de asistencia para el sur-global. Sin embargo, cuando China establece su rol en la gobernanza global, se auto-posiciona como una nación emergente pidiendo ser tratada como tal. Beijing debería definir su posición, puesto que ya no es políticamente justificable que sea tratada como un poder medio. En este contexto, un nuevo estatus no solamente implica respetar las reglas globales, sino que colaborar para fortalecer el orden internacional bajo el cual ha crecido como nación.

Segundo, debe dejar claro si va a compatibilizar el fortalecimiento de los organismos internacionales y el sistema multilateral con el desarrollo de sus propias iniciativas, como la Franja y la Ruta y la reciente creación de una moneda digital china. Beijing ha venido jugando un rol más protagónico reforzando así el bilateralismo en las relaciones internacionales. Este despliegue, le ha llevado a instituir más claramente sus intereses domésticos, los que no siempre se sintonizan con el contexto internacional. Esto implica que la nación asiática no solamente busca adaptarse a las normas occidentales, sino que también plantea sus propios mecanismos de cooperación. Es así como aún no queda claro en la práctica si las nuevas iniciativas internacionales propuestas por China funcionan como complemento o competencia de las instituciones vigentes a nivel internacional.

La comunidad internacional puede asimilar una China más asertiva en su política exterior y que priorice su estabilidad interna. Pero jugar un rol más activo en el acople de la política internacional implica nuevos compromisos y definiciones que van más allá de retomar el crecimiento económico.

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