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¿Días R en Estados Unidos?

AXEL CHRISTENSEN Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock

Por: AXEL CHRISTENSEN | Publicado: Martes 2 de agosto de 2022 a las 04:00 hrs.
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AXEL CHRISTENSEN

El foco de atención de los mercados financieros ha ido trasladándose desde la preocupación sobre la inflación hacia la intranquilidad de que la economía global caiga en una recesión. Estos temores se han reforzado al conocerse la contracción de la actividad económica para EEUU durante el segundo trimestre de 2022, que junto a la caída registrada el trimestre anterior, pone al país técnicamente en una recesión.

¿Pero es lo anterior suficiente para declarar el comienzo de una recesión? Dado lo inusual del actual contexto de la economía global, golpeada los últimos años por una pandemia de proporciones, vale la pena revisar el punto. Por cierto, los números apuntan a una clara desaceleración. El colapso en los flujos de inventario es una evidente señal de que se han acumulado productos sin vender; la caída en la inversión residencial refleja menor actividad en la construcción, afectada por incrementos de precios de materiales y el encarecimiento del financiamiento que supone el alza de las tasas de interés hipotecarias.

“¿Hay base suficiente para declarar el comienzo de una recesión en EEUU? Dado lo inusual del actual contexto de la economía global, golpeada los últimos años por la pandemia, vale la pena revisar el punto”.

Sin embargo, hay varias señales que apuntan a una economía que sigue mostrándose bastante vigorosa. El impacto del consumidor estadounidense se incrementó en 1%, con mayor preferencia por servicios -como transporte aéreo, hoteles y restoranes-, que por productos, señalando el cambio de comportamiento en la medida que las restricciones de la pandemia quedan atrás. Al mismo tiempo, el mercado laboral sigue bastante fuerte, con varios sectores aún mostrando dificultades en encontrar trabajadores y, más importante, con notorios incrementos salariales, aunque por debajo de la inflación.

Con todo, una métrica más amplia de recesión, que no solo se basa en variaciones del PIB, aún no confirma que en EEUU hayan comenzado los “días R”, si bien algunos indicadores están en niveles propios de esta etapa del ciclo económico. Lo que aún está pendiente, y que ha caracterizado a recesiones anteriores, son señales claras del deterioro de indicadores laborales como empleo e ingresos personales, así como de mayor debilidad en la disponibilidad de crédito bancario, que tampoco ha tenido variaciones significativas aún.

Aunque las cifras no dejan claro si estamos entrando en una recesión en EEUU, los mercados parecen haberse anticipado a esa posibilidad. Las estimaciones de tasas de interés se han ajustado a la baja, anticipando que más temprano que tarde, la Reserva Federal tendrá que recortar las tasas de interés que actualmente se encuentra subiendo para ponerle freno a la inflación. Ante ello, los mercados accionarios han reaccionado favorablemente, interpretando que la mayor preocupación por una eventual recesión puede ser exactamente lo que modere las alzas de la Fed y que, precisamente, son las que llevan a que la economía se contraiga.

A pesar de este cambio en el sentimiento, es importante mantener una cuota de cautela y aún hace sentido subponderar acciones de EEUU. La guerra contra la inflación aún no se ha ganado y varios nubarrones en el panorama global, como el impacto del conflicto en Ucrania sobre Europa o la política ante nuevos brotes de Covid en China, son riesgos que pueden afectar los factores que aún muestran fortaleza. Es posible que los “días R” aún no hayan llegado a EEUU, pero pueden estar más cerca de lo que los mercados piensan hoy.

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