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El banquero que reveló la incomprensión del riesgo climático y financiero

Pilita Clark

Por: Pilita Clark | Publicado: Lunes 30 de mayo de 2022 a las 04:00 hrs.
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El banquero de HSBC Stuart Kirk le ha prestado un gran servicio al mundo de las finanzas verdes. Ha sacado a la luz un pensamiento generalizado y confuso sobre un aspecto central del cambio climático: el riesgo financiero. No es la lección que pretendía dar, ni la que muchos en la industria desean recibir, pero es un comienzo.

Kirk, director global de inversión responsable de la división de gestión de activos de HSBC, hizo una breve, pero fascinante, presentación en un evento de FT Moral Money la semana pasada que tituló “Por qué los inversionistas no deben preocuparse por el riesgo climático”.

“El revuelo provocado por Stuart Kirk, de HSBC, muestra el profundo nivel de incertidumbre que hace que el calentamiento global sea diferente a cualquier otro problema de política pública”.

Las conferencias sobre la financiación del clima rara vez provocan, divierten o sorprenden. Kirk logró las tres cosas, de forma espectacular, al alegar que los banqueros centrales y otros líderes financieros estaban exagerando las amenazas que representa el cambio climático.

“Las advertencias apocalípticas, insustanciales, estridentes y partidistas son SIEMPRE erróneas”, decía una de sus diapositivas. Los “locos” llevaban décadas advirtiendo sobre el problema del efecto 2000 y de otras calamidades, añadió, asegurando así que la ofensa fuera más allá del ámbito financiero.

El domingo, Kirk (que solía editar la columna Lex del Financial Times) había sido suspendido mientras el banco investigaba su presentación, cuyo tema y contenido habían sido acordados internamente. Desde entonces, HSBC ha sido acusado en las redes sociales tanto de castigar a un valiente relator de la verdad como de promover a un peligroso escéptico del cambio climático a sus altos cargos.

Ambas apreciaciones son erróneas. Pero el mayor problema que revela este asunto es la persistente incomprensión de una razón clave por la que el calentamiento global es diferente a cualquier otro problema de política pública: el profundo nivel de incertidumbre.

Sabemos que emitir más gases de efecto invernadero eleva la temperatura promedio del planeta y, si las tasas de emisión persisten, existe la posibilidad de que el mundo se transforme en un estado no visto desde hace millones de años. Lo que no podemos saber es exactamente cómo podría desarrollarse esta transformación, ni qué respuestas podrían surgir finalmente para abordarla.

Las crecientes sequías, inundaciones y olas de calor pueden interrumpir el suministro de alimentos y energía, y desplazar a la población lo suficiente como para provocar el aumento de los precios del carbono, la prohibición de los combustibles fósiles y más. O quizás no. Pero los reguladores creen que las compañías, incluyendo los bancos, deben intentar cuantificar y revelar su exposición a estos riesgos potenciales.

Kirk cree que esos riesgos son demasiado lejanos como para poner en peligro a grandes bancos como HSBC, que, según él, tiene una duración promedio de los préstamos de apenas seis años. Pero su objeción más amplia se basa en la creencia de que los seres humanos son capaces de resistir cualquier cosa que el calentamiento global les lance.

Como dijo la semana pasada, algunos investigadores del clima proyectan que hasta el 5% del producto interno bruto (PIB) mundial podría perderse en 2100 si las temperaturas se elevan considerablemente. “Lo que no le dicen a todo el mundo, por supuesto, es que de aquí a 2100 las economías van a crecer mucho”, dijo. “El mundo va a ser entre un 500 o un 1.000% más rico. Si le quitas un 5% en 2100, ¿a quién le importa? Nadie se va a dar cuenta”.

Lo mismo ocurrirá con los mercados de valores, añadió, poniendo un gráfico que mostraba los rendimientos del S&P 500 en constante aumento desde 1930 hasta 2020. “Sube y sube y sube y seguirá subiendo a un ritmo del 6,5% en términos reales indefinidamente”, dijo.

“El cambio climático no cambiará eso”, añadió. “Los seres humanos son espectacularmente buenos a la hora de manejar los cambios”.

Es cierto que lo son y esperemos que tenga razón. Esperemos también que tenga razón al decir que no importa si Miami está seis metros bajo el agua dentro de 100 años, porque “Ámsterdam ha estado seis metros bajo el agua durante años y es un lugar muy bonito. Nos las arreglaremos”. Sospecho que la forma en que nos las arreglaremos será diferente en los países no pertenecientes a la OCDE, pero nunca se sabe.

Y ésa es la cuestión: ninguno de nosotros lo sabe. El experimento incontrolado que el ser humano está llevando a cabo en el planeta al seguir quemando los combustibles fósiles que impulsan gran parte del calentamiento no tiene paralelo.

Es imposible que Kirk sepa que los riesgos financieros son tan pequeños como afirma. Sin embargo, no está solo. Su confianza, y frustración, en la regulación del clima la comparten en silencio muchos en la industria financiera que piensan que el calentamiento global es otra preocupación de moda, pero financieramente irrelevante, que pasará.

Están equivocados. Abordar el riesgo climático no tiene nada que ver con la hipérbole, el eco-blanqueo o la locura. Es, sencillamente, algo necesario.

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