Enrique Manzur

Qué falló: el mercado o el Estado?

Enrique Manzur Ph.D Vicerrector Económico Universidad de Chile ¿

Por: Enrique Manzur | Publicado: Miércoles 26 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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Esa es la pregunta que uno puede hacerse tras la denuncia del intendente de Santiago sobre la proliferación de “guetos verticales” en Estación Central. La construcción de esas gigantescas megatorres no solo le ha arrebatado la tranquilidad a los antiguos vecinos del barrio sino que una vez terminadas es muy probable que generen graves problemas de congestión, convivencia y calidad de vida. Para muchos esto es una prueba más de los excesos del mercado y de la escasa ética y responsabilidad social de algunos empresarios que por maximizar sus utilidades están dispuestos a llegar a cualquier extremo. Sin embargo, este análisis es parcial ya que no toma en consideración el rol y la responsabilidad que le cabe al Estado -más allá del gobierno de turno- en cautelar el bien común, estableciendo para ello las regulaciones necesarias que eviten los excesos, reduzcan las asimetrías de información e incorporen los efectos de las externalidades. En este caso específico ese rol le corresponde principalmente al Plan Regulador, fijando el uso de suelo, las densidades y alturas máximas, entre otros elementos claves de la planificación urbana. El problema es que justamente la comuna de Estación Central no cuenta con un Plan Regulador, creando así un escenario de total laissez faire. Fue entonces la inacción del Estado la que generó una oportunidad de mercado que, como era esperable, finalmente fue aprovechada con las consecuencias ya descritas. Como señala el profesor de Chicago Richard Thaler, “no existe razón para pensar que los mercados siempre lleven a lo que es bueno para las personas”.

Algo similar ha ocurrido en el debate sobre las pensiones y quién debiera administrar el 5% adicional de cotización. Una parte importante de la opinión pública focaliza en las AFP su molestia y malestar por las bajas pensiones que entrega el sistema y por lo mismo rechazan que sean éstas las que administren los nuevos aportes. Sin embargo, la realidad es más compleja y la responsabilidad del problema también recae en parte importante en el Estado. Ello, por no haber realizado modificaciones a los parámetros claves del modelo pese a los significativos cambios demográficos desde su implantación. Por ejemplo, en los últimos 30 años el período que debe financiar el ahorro previsional ha aumentado en casi un 50%, no obstante la cotización se ha mantenido en 10%, al igual que las edades de jubilación. Así mismo el Estado ha permitido la permanencia de una discriminación injustificada entre los afiliados que reciben un sueldo y aquellos que son independientes, afectando directamente sus pensiones futuras. Esto, pues solo los asalariados están obligados a cotizar mientras que para los segundos es optativo, independientemente del nivel de sus rentas.

Sin embargo no todo ha sido negativo. Las instituciones del Estado han dado prueba de que es posible realizar modificaciones normativas que mejoren el funcionamiento de los mercados. Por ejemplo, en 2012 se estableció que las entidades crediticias debían licitar los seguros asociados a sus préstamos hipotecarios. A partir de las primeras licitaciones el valor de los seguros se redujo en alrededor de un 40%, con el consiguiente beneficio para todos los deudores hipotecarios. Otro ejemplo es la Ley de Portabilidad Numérica, que estableció que cada usuario fuese dueño de su número, reduciendo significativamente el costo de cambio para los clientes. Con ello, a la fecha, alrededor de 9 millones de usuarios se han cambiado libremente de compañía en búsqueda de un mejor servicio o de planes más convenientes.

Lo anterior pone de manifiesto la necesidad de contar con un Estado ágil, inteligente y proactivo que establezca marcos regulatorios transparentes que fomenten la responsabilidad, eficiencia e innovación y a su vez eviten las posibilidades de abusos y excesos. Ante la disyuntiva de más mercado o más Estado la respuesta pro desarrollo es: construyamos un mejor mercado teniendo un mejor Estado. Por ello, la modernización de este último es sin duda la reforma país más urgente.

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