Jorge Quiroz

La cólera de Atenas

“La cólera canta, ... maldita, que causó a los aqueos incontables dolores...”...

Por: Jorge Quiroz | Publicado: Viernes 17 de febrero de 2012 a las 05:00 hrs.
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“La cólera canta, ... maldita, que causó a los aqueos incontables dolores...” nos recita Homero, con una voz que se extiende ya por casi tres mil años. Que tres mil años no es nada, tratándose de cólera griega al menos, parecen probarlo los últimos acontecimientos en la capital Helénica.



Diez incendios, saqueos y ministros renunciando, diciendo de paso uno de ellos que Grecia podía batírselas “sin la bota alemana”, fueron parte de los sucesos de los últimos días. Todo ello, en el contexto de un nuevo programa de ajuste que intenta cuadrar lo que no cuadra. El gobierno griego debe 160% de su Producto Interno Bruto y el guarismo sube cada día, por virtud de la simpleza matemática del interés compuesto, así como por el hecho de que la base de referencia, lo que queda del PIB en cuestión, va en caída libre a razón de -7% anual, según el último reporte disponible.

Que el asunto no calza, debiera ser evidente. ¿O Ud. compraría bonos de Grecia si le ofrecieran un 6% de interés anual? La respuesta es de seguro negativa. Pero si acaso fuese positiva, y hubiesen suficientes inversores cándidos que prestasen al 6% a Grecia, el gobierno griego tendría que generar anualmente 6%x160% = 9,6 puntos de PIB como superávit en las cuentas fiscales, sólo para mantener la deuda absoluta en el mismo nivel que el actual. Imposible. Incluso la mitad de esa cifra sería toda una hazaña.

Cuesta entender que economistas competentes del Fondo Monetario Internacional sigan pensando que la solución al problema griego pasa principalmente por más y más ajustes del gasto fiscal. La baja radical del gasto público, con los consecuentes desórdenes sociales, comprimirán la demanda agregada, tanto por parte del propio gobierno, como es obvio, así como por el lado de la inversión privada, atemorizada, como es natural, por la incertidumbre. La contracción de la demanda hará caer más al PIB y convertirá al guarismo objetivo de Deuda/PIB en un blanco en movimiento imposible de alcanzar.

Nunca antes se echó tanto de menos un tipo de cambio flexible. La flexibilidad cambiaria, si bien no es pócima mágica, actúa de inmediato sobre la real causa del problema, la competitividad. En Chile, cuando el precio del cobre cae, la moneda se devalúa de modo instantáneo. La devaluación, a su turno, empobrece a todo el país más o menos por igual y no es necesario entrar a definir quién pierde qué, cuál programa se ajusta y cuál no: la devaluación es pareja para todos. Y eso mitiga, de paso, el problema social. Porque como ya lo dijo años atrás Duesenberry, tanto o más importante que la renta absoluta es la renta relativa, esto es, la renta del grupo de referencia de cada cual. La devaluación tiende a disminuir todas las rentas por parejo -al menos medidas en moneda dura- y ello mitiga el tema de quién se lleva qué parte del ajuste, discusión que invariablemente está en el centro del descontento social y su expresión extrema, la ira o cólera social, predecesora casi invariable de la anarquía.

Grecia, desprovista de la herramienta cambiaria, porque abandonó su moneda propia años ha, debe descansar ahora en el ajuste fiscal como herramienta principal. Pero éste último, a diferencia de la devaluación de la moneda, es forzosamente asimétrico: algunos serán despedidos del sector público, otros no; algunas empresas públicas se privatizarán, otras no; algunos programas de subsidios se eliminarán, otros no, etc.

Y esa asimetría es, precisamente, uno de los orígenes de la cólera: cada uno de los afectados percibe que la carga pesa sobre él, y sólo sobre él. Como en el canto de Homero, la cólera de Aquiles se desató cuando Agamenón, forzado por la ira de Zeus a devolver a Criseida, despechado, se hizo de Briseida, expropiándosela a Aquiles.

Si los dioses, por una sola vez, se hubiesen puesto de acuerdo y les hubiesen quitado sus mujeres-botín a ambos simultáneamente, no habría habido cólera de Aquiles “que causó a los aqueos incontables dolores”. Bueno, pero tampoco habríamos tenido a la Ilíada, Homero y todo eso.

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