La carreta vacía
Encontré esta sabia historia por ahí que viene a cuento en estos días. La fábula trata de un padre que caminaba junto a su hijo...
- T+
- T-
Padre Hugo Tagle
Encontré esta sabia historia por ahí que viene a cuento en estos días. La fábula trata de un padre que caminaba junto a su hijo. Cuando el padre se detuvo en una curva y, tras un pequeño silencio, le pregunta al hijo: ¿Además del cantar de los pájaros, escuchas alguna cosa más? El hijo agudiza el oído y, luego de unos segundos, le responde: Escucho el ruido de una carreta. Eso es -le dice el padre- es una carreta vacía. Curioso, el hijo le pregunta al padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, sí aún no la vemos? Le responde el padre: “Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.
Esa es la impresión que me dan algunos diálogos y peroratas noticiosas en estos días. Cuando vemos a personas hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tienen y no tienen, sintiéndose prepotente y haciendo sentir menos a la gente, podemos recordar esta sabia historia: Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
La sabiduría es silenciosa, quitada de bulla, no hace aspavientos ni alardes. La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Realiza su trabajo con mesura, tino y respeto. Existen personas tan pobres de espíritu que lo único que tienen es lengua para hablar. Y nadie está más vacío que aquél que está lleno de egoísmo; de una mirada autorreferente y una pseudo-preocupación por los demás.
Las encuestas preocupan, por lo que se ve. Y las últimas han dejado mal parados a casi todos los personajes públicos. Es que empieza a cansar un ambiente enrarecido, en que se ha perdido la capacidad de diálogo, todo es fuente de increpaciones, crispaciones y reproches. Se extraña la búsqueda del bien del país, el afán sincero de solucionar los problemas de la gente. Muchas ruedas de prensa parecen sólo servir para cultivar egos y vanidades. Es patético ver como algunos sacan cuentas alegres con los malos números de la última encuesta al gobierno siendo que nadie se salva del lapidario juicio de la gente: cual más, cual menos, la confianza pública en sus representantes va en franca baja.
Hay que reencantar el servicio y que sea nuevamente eso: servir y trabajar por la gente, sin buscar figuraciones ni honores. El olfato de la opinión pública es muy sensible a ello.
Mostrar que la carreta del servicio público tiene mucho que ofrecer. Que no es sólo ruido y declaraciones para la galería.