Padre Hugo Tagle

Y lo lograron: escribieron una Constitución

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 11 de julio de 2022 a las 04:00 hrs.
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Si un grupo tan variopinto, con varios convencionales de bajísima preparación, logró terminar su trabajo, nada dice que no se pueda hacer algo mejor, incluso a “mitad de precio y tiempo”. Por lo tanto, no hay que temer al Rechazo.

Tampoco habría que temer al Apruebo. Casi todos los convencionales y políticos “pro apruebo” han expresado que, de aprobarse el texto, se deben hacer inmediatamente modificaciones. Resulta triste poner esperanzas en los “ajustes” que se le puedan hacer, antes que en el texto en cuestión. Pero esa es la realidad.

“Es triste poner esperanzas en los posibles ajustes, antes que en el texto en cuestión. Pero esa es la realidad”.

Además, la diversidad de interpretaciones de los sectores que apoyan el texto y afines al Apruebo solo evidencia sus lagunas y vaguedades, a pesar de los esfuerzos por “armonizarlo”. Todo augura controversias y tensiones, más desunión antes que armonía y paz. Visto así, se votará más por una expectativa antes que por un texto definitivo. En fin, claramente el derecho al aborto ahí consagrado hace imposible aprobarlo.

Al releerlo, he recordado una frase atribuida a Chesterton: “Una herejía es una verdad, una palabra, que se ha vuelto loca”. La exageración hiperbólica de derechos que se amontonan, casi revueltos en un salpicadero de artículos, termina por desfigurarlos, haciendo que pierdan fuerza y consistencia. Donde se asegura uno, se borra o reducen otros. Pienso en la educación, salud, agua, pensiones y, peor, derecho a la vida. De tanto ofrecer, resulta fantasioso e irresponsable.

Pero, por desmesurado que resulte, y volviendo a Chesterton, hay muchas verdades, mucho de rescatable, que un texto futuro debe considerar: La inclusión de pueblos originarios, mejorar la participación democrática, real acceso a la salud, mejores pensiones.

Seamos honestos: ha habido abandono de deberes estatales, de preocupación real por el bienestar de los ciudadanos. La idea del Estado subsidiario no logró llegar a sectores postergados, jibarizando su rol social. Pero la propuesta no logra corregir esas deficiencias.

Y ese 12% de minorías indígenas, invisibilizado por mucho tiempo, tampoco encuentra aquí soluciones. Lo de la plurinacionalidad no figuró nunca entre las demandas del “estallido social”. Pareciera abundar perplejidad entre los mismos pueblos originarios. Algo nos debe decir el bajo apoyo a sus representantes en la Convención. Buscaban integración y se les ofrece exclusión, vivir en una suerte de ghetto.

En fin, al menos se realizó un ejercicio cívico y republicano. Ojalá lleve a crecer en civilidad, respeto y tolerancia. Y eso ya es algo.

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