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Resiliencia, una nueva perspectiva organizacional

Gerda Bianchini M., gerenta de Compensaciones y Gestión de HR, #SoyPromociona

Por: Gerda Bianchini M., gerenta de Compensaciones y Gestión de HR, #SoyPromociona | Publicado: Jueves 17 de diciembre de 2020 a las 18:11 hrs.
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Gerda Bianchini M., gerenta de Compensaciones y Gestión de HR, #SoyPromociona

Las secuoyas gigantes son consideradas como los organismos vegetales más grandes y longevos del planeta, crecen en grupos para protegerse de las inclemencias del clima; tienen solo una raíz, de la cual nacen diferentes tallos, creando un sistema de cooperación que cuando una de ellas es dañada, las demás le aportan la savia necesaria para seguir viviendo. Otra característica de estos seres vivos es que la mejor forma de fertilizar sus semillas es por medio del fuego, al resecar y abrir las piñas para que estas suelten las semillas.

Este ejemplo de fortaleza nos ayuda a entender el significado de la palabra resiliencia, que, según la RAE, es "la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos", paradójicamente las secuoyas gigantes necesitan del fuego para reproducirse.

El 11 de marzo de 2020, la OMS anunció que la enfermedad Covid-19 se caracterizaba como pandemia. Hoy, el mundo continúa en un ambiente de incertidumbre y los impactos del Covid-19 aún se evidencian en la economía y en la sociedad a nivel global.

Sin minimizar el impacto que la pandemia ha tenido a nivel humanitario, las organizaciones tienen la oportunidad de ver este escenario como el incendio que necesita la secuoya para reproducirse, encontrando un propósito y salir fortalecidas al desarrollar una cultura de resiliencia.

Desde mi punto de vista, contar con una cultura de resiliencia, ayudará a las organizaciones, no solo a abordar de mejor forma las crisis de grandes dimensiones, sino también en lo cotidiano, afrontar lo desconocido como una oportunidad para desafiarse y ser capaces de aprender de lo inesperado, poniéndolo en práctica innovando en la forma en que se hacen las cosas.

Sin embargo, la cultura de resiliencia no se logra solo redefiniendo políticas y procesos, sino que se hace viva en el ejercicio diario del liderazgo. Quienes estamos en roles de liderazgo, tenemos la oportunidad de desafiar paradigmas, asumir riesgos y reconocer que no tenemos todas las respuestas. Es el momento para movilizar a nuestros equipos a actuar en red, colaborar y adaptarse a los cambios.

Otro aprendizaje que nos deja la pandemia, es la relevancia que el cuidado de la salud mental y el bienestar de las personas tiene como factor protector de la resiliencia organizacional, teniendo en cuenta que estamos enfrentados a nuevos generadores de estrés, y que la división entre el trabajo y la vida personal se ha ido desdibujando. Desde mi experiencia, hay una oportunidad en implementar iniciativas de salud y bienestar, que sean desplegadas por un liderazgo empático y basadas en el diálogo con las personas, y que también apalanquen la productividad, el desempeño y la atracción y retención de talento.

Entonces, el desafío para las organizaciones está en ir más allá que solo sobrevivir a esta contingencia, ya que gracias a la transformación digital los cambios se están generando a un ritmo acelerado y necesitamos mayor agilidad para adaptarnos. Así como lo hacen las secuoyas, que nunca nacen solas, aprovechan su sistema de cooperación y son resilientes para mantenerse grandes y fuertes por más de 3.000 años.

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