Editorial

Pobre crecimiento durante 2015

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El Banco Central ha dado a conocer que en diciembre pasado, el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) creció 1,5% interanual -por un mayor valor agregado de los servicios que fue atenuado por la caída de la actividad minera-, con lo que de acuerdo con las estimaciones de economistas el crecimiento de todo 2015 habría llegado a 2%, consolidando un freno en la actividad que siguió a la desaceleración que marcó a 2014.

En efecto, muy lejos de cumplirse los prematuros pronósticos de autoridades y un ex ministro de Hacienda sobre “puntos de inflexión”, “brotes verdes” o “de menos a más”, el año pasado la debilidad en la actividad y el desánimo de empresarios y consumidores se mantuvieron como constante, en el marco del clima de incertidumbre asociado a las reformas que se encuentra desarrollando el gobierno y un contexto externo cada vez más preocupante, en particular por la desaceleración de la economía de China y el consecuente desplome en el precio del cobre, la principal exportación de nuestro país. Tampoco prosperaron los llamados a superar las desconfianzas y parece evidente que más allá de la claridad en el diagnóstico sobre los elementos que mantienen frenada a la actividad, el gobierno no ha conseguido devolver energía a los inversionistas y reinyectar ánimo en el ambiente de negocios.

El año 2015 ya es pasado. Ahora la preocupación es que la debilidad se espera persista o se agrave en el 2016 -los pronósticos por el momento de hecho apuntan a un pobre crecimiento no muy distinto al de los dos años previos- y que variables que han mostrado resiliencia como la tasa de desempleo, concreten un temido pero anticipado deterioro.

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