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Columnistas

T-MAS: un puente entre empresas, inversionistas y reguladores

Por Maximiliano León, gerente de sostenibilidad y ASG de Forvis Mazars

Por: Equipo DF

Publicado: Jueves 29 de mayo de 2025 a las 10:00 hrs.

Si bien los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) han ganado terreno en los últimos años, algunos los tildan de mito o herramienta ideológica. Y aunque hay críticas fundadas, como la falta de estándares comunes o la inconsistencia en los reportes, desechar por completo los criterios ASG sería un error. En la actualidad son una necesidad estratégica para las empresas y una oportunidad de oro para Chile.

Uno de los problemas más señalados por expertos es la ausencia de criterios estandarizados. Con resultados dispares, generando confusión, desincentivando la adopción de buenas prácticas y facilitando el greenwashing. Las entidades hoy pueden priorizar distintos aspectos -medioambiente, diversidad, o gobernanza, por ejemplo- sin rendir cuentas de manera comparable. Esto vuelve la información manipulable y su valor cuestionable.

Ahora Chile tiene una gran oportunidad para avanzar en esta materia. La Taxonomía de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles (T-MAS), impulsada por el Ministerio de Hacienda desde 2021, busca establecer un lenguaje técnico común para identificar actividades sostenibles. Aunque su aplicación no es obligatoria, su adopción podría marcar un antes y un después en la forma en que se financian los proyectos y se toman decisiones empresariales. Se trata de una herramienta que puede facilitar la transparencia, atraer inversiones y evitar los lavados de imagen verde en las distintas industrias.

La taxonomía ayudará a profesionalizar el ecosistema ASG y de finanzas sostenibles, brindando a las organizaciones e inversionistas criterios claros sobre las actividades económicas que contribuyen a lograr objetivos ambientales como la mitigación y adaptación al cambio climático, la protección de la biodiversidad, economía circular, entre otros.

En primera instancia, se espera que las entidades puedan usar la taxonomía verde de forma voluntaria para reportar sobre los impactos de sus acciones, y que los actores del sector financiero consigan identificarlos sobre sus carteras de inversión, ayudando a alinear objetivos y lograr mayor financiamiento para compañías y proyectos más sostenibles.

En esa línea, la implementación enfrentará desafíos como la falta de incentivos regulatorios o tributarios, la generación de conocimiento dentro de las empresas para utilizar correctamente esta herramienta, y sobre todo la capacidad de gestionar y reportar datos que sean relevantes y confiables, para demostrar el verdadero impacto de las compañías.

Las normas de reporte de la CMF como la NCG 461 y 519, sin duda han sentado una buena base para que las empresas puedan medir y reportar los indicadores de sostenibilidad clave para su sector de actividad. Sin embargo, es necesario que estos datos reportados al mercado sean precisos y fiables. Para ello, la verificación externa de estos indicadores resulta indispensable.

Validar los procesos de colección y presentación de datos con el mismo nivel de robustez y rigurosidad con los que se auditan hoy los estados financieros, es una señal clara de que las empresas se toman los temas de sostenibilidad en serio y que entienden la importancia de incorporarlos en las estrategias de negocio.

Los criterios ASG no son ideológicos. Son un pilar de una gestión moderna, ética y resiliente. Chile tiene la oportunidad de ser líder regional y atraer inversión extranjera para el desarrollo de una economía más sostenible y próspera. No la desaprovechemos.

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