Por Marta Sánchez Leiva
Luis Felipe Céspedes fue de los llamados “técnicos” y principal asesor del ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco. Pero para él “hay un falsa dicotomía entre lo político y lo técnico”.
¿La razón? “Necesariamente tienen que ser un complemento y tienen que estar tomados de la mano”.
En abril de 2009 dejó Hacienda y asumió la gerencia de Investigación Económica del Banco Central. Estuvo en el instituto emisor hasta mayo recién pasado cuando decidió dedicarse de lleno al mundo académico como profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Como defensor y conocedor al detalle de la política fiscal chilena, Céspedes sostiene que “hoy la clave está en respetar el principio que los gastos se financien con recaudación permanente”.
- ¿Cuando el gobierno dice que los US$ 4.000 millones para financiar la educación se obtendrán del FEES? - Eso no es una buena política.
- ¿Qué efectos tendrá el incremento anunciado por el gobierno en el precio del cobre de largo plazo de US$ 2,59 por libra a US$ 3,02 por libra?
- Dependiendo de lo que el gobierno haga, la política fiscal se puede transformar en una política fiscal cobre-dependiente o puede aprovechar la situación para equilibrar las cuentas fiscales en términos estructurales.
- ¿Cuánto sube la incidencia del cobre?
- Dado el incremento del precio del cobre de largo plazo a US$ 3,02 por libra tendremos que el porcentaje de los ingresos estructurales que provienen del cobre pasarán de representar cerca de un 6% en la década del 2000 a alrededor de 15% ahora. Esta es una fuerte dependencia del cobre de los ingresos fiscales permanentes y sabemos que el metal rojo es volátil y que en el pasado estos buenos ciclos han durando un tiempo, pero se han acabado. Por eso es necesario evitar la dependencia al cobre.
- ¿Cómo se evita?
- Hay que eliminar el déficit estructural de una vez. El gobierno anunció una trayectoria de déficit estructural para los 4 presupuestos que le corresponderá realizar, ya que se planteó como meta para el año 2014 un déficit estructural de 1% del PIB, pero con estos mayores ingresos estructurales es posible plantearse una vuelta ahora a una situación de balance estructural.
- ¿Por qué?
- Hay al menos dos razones. La primera es la situación internacional. Si efectivamente se materializa un escenario externo negativo, el gobierno debe ser capaz de implementar un plan coherente de acción. Y eso implica contar con el espacio fiscal suficiente. Si el precio del cobre cae a US$ 1,25 por libra como ocurrió a fines de diciembre de 2008 después de haber alcanzado los US$ 4 la libra en julio de 2008, el déficit fiscal sólo por este efecto será de 5% del PIB. Si a esto se suma el déficit fiscal producto de la potencial desaceleración de la demanda, quedamos en un escenario de mayor fragilidad.
- ¿Y la segunda razón?
- Si el gobierno no aprovecha esta coyuntura estaría dando una señal de falta de preocupación por la situación fiscal futura. En consecuencia, espero que utilice el espacio que tiene en materia de precio de cobre para sanear la situación estructural. No hacerlo sería sentar un mal precedente en materia de manejo fiscal.
- ¿Estas señales pasan por no ponerse una meta más exigente?
- La meta del gobierno de balance estructural de llegar a -1% el año 2014 debiese ser más exigente y pasar a un balance estructural.
Gasto v/s ahorro
- Bajo este contexto, ¿cuál es su evaluación de la política fiscal?
- En Chile se han implementado políticas fiscales que han tendido a jugar un rol contracíclico importante, entonces, la pregunta que nos debemos hacer es si la política fiscal hoy día cumple o no con esos mismo lineamientos.
- ¿Y los cumple?
- Una forma de graficarlo es que al mirar lo que ha pasado en los últimos años en Chile con un precio del cobre alto el país ahorró y cuando el valor fue bajo el país desahorró como correspondía. Ahora, el precio del cobre ha vuelto a estar alto y no estamos viendo la misma relación en términos de ahorro. No es porque el ahorro en sí sea bueno, lo clave es un apego a una política fiscal que cumpla un principio básico: en los buenos períodos hay superávit y en los malos déficit. Creo que hemos visto señales de un menor esfuerzo fiscal en el sentido de hacer una política más contracíclica.
- ¿Pero la política de gastar los ingresos estructurales ha sido utilizada por los anteriores gobiernos?
- Efectivamente. Pero desde una situación de superávit o balance estructural. Es muy distinto cuando se hace desde una situación en que su gasto es menor o igual que sus ingresos permanentes, que cuando está en una situación en la que sus gastos son mayores que sus ingresos permanentes.
- ¿Cuál es su opinión entre el trabajo que hicieron los grupos Tantauco y lo que finalmente ha aplicado el gobierno en materia de política fiscal?
- Hay dos cosas que han ocurrido en términos de política fiscal. En primer lugar, hubo un terremoto que de acuerdo a lo estimado por el gobierno en su momento implicó un mayor gasto público entorno a los US$ 8 mil millones en cuatro años. Adicionalmente a eso, había un programa de gobierno que tenía un costo fiscal de US$ 9 mil millones en un período de 4 años. Existía espacio fiscal, pero dada la carga tributaria no alcanzaba para financiar los gastos del terremoto y el plan del gobierno. Es ahí donde era necesario tomar decisiones, lo que implica hacer algunas cosas no todas. En esa parte, me hubiese gustado ver mucha más decisión de ajustar algunos planes iniciales producto de las contingencias que aparecieron.
- ¿Y eso no estuvo?
- Efectivamente, no estuvo.
Mayor financiamiento
- ¿Cómo se arregla la carga ahora con el financiamiento que se requiere los planes sociales del gobierno?
- Para adelante se requiere tener mayor claridad respecto de cómo se va a guiar la política fiscal. Chile tiene una posición inicial fiscal excelente, no cabe ninguna duda que fiscalmente estamos muy bien, tenemos una deuda y un déficit bajos. Ahora bien, el punto es que la política fiscal tiene que ser muy responsable en cada momento del tiempo, porque desviaciones de un buen manejo tienen efectos muy persistentes en la economía.
- ¿Un ejemplo es lo que pasa actualmente en Europa?
- Claro, por eso cuando la regla de superávit partió lo hizo con un superávit estructural, por el hecho de reconocer que era importante el mantener niveles acotados de endeudamiento externo, ya que países emergentes como Chile podían tener en determinados momentos problemas de financiamiento externo. Nosotros ya pasamos esa etapa, de alguna u otra forma ya nos graduamos, porque por muchos años aplicamos una política fiscal responsable, lo que nos ha llevado como país ha tener una situación fiscal muy privilegiada.
- ¿Y hoy existen señales de que el camino se podría desviar?
- Hay espacio para mejorar la situación fiscal, lo que involucra distintas aristas, en particular volver al principio de que los gastos permanentes se financien con ingresos permanentes.