El principal temor de las personas en todas las crisis económicas se relaciona con la estabilidad de su puesto de trabajo.
En
Chile, el recuerdo está muy fresco. La crisis asiática, hace justo una
década, tuvo consecuencias drámaticas en algunos sectores de la
economía. En sólo un año (1999) se destruyeron más de 155 mil empleos,
elevando la desocupación a 11,9%, lo que fue equivalente a casi 700 mil
personas. Recién en 2005 se logró bajar de los dos dígitos.
Ese
escenario hoy está resonando con fuerza entre la población y los
agentes del mercado, quienes ven cómo ese fantasma del mayor desempleo
puede repetirse debido a los efectos de las actuales tuburlencias
financieras sobre la economía local.
¿Razones? De acuerdo a los
economistas, hay varias. En primer lugar, la desaceleración económica
que se prevé para 2009 debería sí o sí afectar la creación de nuevas
ocupaciones, las que actualmente están creciendo en cerca de 230 mil
anuales. Esta cifra parece insostenible con un Producto Interno Bruto
(PIB) expandiéndose entre 2% y 2,5%, como estima la mayoría de los
analistas para el próximo año.
El problema es que la cantidad de
personas que se están integrando al mercado del trabajo está aumentando
a un ritmo superior a la velocidad de generación de empleo; y si esta
última comienza a caer, la brecha se ampliará aún más, incrementando la
tasa de desocupación en poco tiempo.
Las posibilidades de que
algo así ocurra no son bajas, considerando que la respuesta de la
fuerza de trabajo a la evolución de la actividad es más lenta.
De
hecho, los analistas explican que así como en los buenos años la gente
se demora en entrar al mercado laboral, cuando llegan las “vacas
flacas” las intenciones de conseguir trabajo disminuyen sólo en el
mediano plazo, cuando se pierde el entusiasmo al no conseguir un
trabajo.
A este panorama se agregan las dificultades que genera
en los ingresos familiares la inflación, la que es otro incentivo para
que la gente salga a buscar empleo.
Incluso, hay políticas
públicas que en esta situación pueden aumentar la tasa de desempleados,
como es el caso de las mayores facilidades para las mujeres con hijos
que surgieron debido a la expansión de las salas cunas.
Los
expertos calculan que si la fuerza de trabajo sigue subiendo a tasas
cercanas a 4% y el empleo lo hace sólo en 2%, antes de la mitad del
próximo año ya estaremos con un desempleo de dos dígitos.
Sin
embargo, otros afirman que es “insostenible” que el mercado laboral
siga creciendo al ritmo que lo hace hoy y volvería al promedio
histórico -cercano a 2%-, lo que evitará llegar a una desocupación de
10%, quedándose más cerca del 9%. Pero el riesgo es latente.
Distinta suerte
Si
bien en 1999 -año que impactó con más fuerza la crisis asiática y que
incluso fue recesivo para el país- todos los sectores de la economía
fueron golpeados por la desocupación, hubo algunos más perjudicados que
otros.
El impacto más importante fue sentido en la construcción
y en el comercio, precisamente dos de los rubros que absorben una mayor
cantidad de mano de obra. En el primero se llegó a ver tasas de 20% en
algunos trimestres.
Aunque en menor escala, hoy la historia en
estos sectores se comienza a repetir, ya que parte del alza registrada
en el desempleo durante el último año tiene su origen en estos rubros.
Según
los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la
desocupación en el comercio aumentó 3,4 puntos porcentuales en 12 meses
y la construcción lo ha hecho en medio punto.
Lecciones
Durante
las últimas semanas se ha dicho insistentemente que Chile "aprendió la
lección" sobre el sistema financiero, por lo que hoy está mucho mejor
preparado para enfrentar una crisis. La pregunta entonces es: ¿hemos
aprendido alguna lección sobre el mercado laboral?.
A saber.
Desde el año 2001 las reformas laborales han apuntado a una mayor
rigidez. Para algunos, esto está en la idea de proteger a los
trabajadores, pero para otros sólo ha puesto trabas al empleo. De
hecho, el último Informe de Competitividad del World Economic Forum
ubica a Chile en el lugar 74 del mundo en costo de contratación y
despido.
Si hoy el mercado laboral es más rígido, un shock
importante en el crecimiento económico podría hacer saltar nuevamente
la tasa de desocupación, al no existir la posibilidad de reducir horas
de trabajo o cambiar contratos como alternativa a los despidos.
Lo
anterior, a pesar que algunos argumentan que impulsar en época de
crisis mayor flexibilidad en el mercado del trabajo sólo significaría
más desempleo, ya que hoy las condiciones se inclinan más al despido
que a la contratación.
Por otra parte, queda por ver los efectos
que tendrá en el empleo los proyectos en materia laboral que por estos
días anunciará el Ministerio del Trabajo y que incluyen la ampliación
de las facultades de la Dirección del Trabajo y modificaciones en
materia de jornada laboral.
Por ahora en el gobierno ya han
advertido que combatirán una mayor alza del desempleo con más planes de
emergencia, pero la solución debiera estar en la flexibilidad.
Así
las cosas, para 2009 las posibilidades de que lleguemos nuevamente a
los dos dígitos están a la vuelta de la esquina. Si llegamos o no puede
ser sólo un dato estadístico, siempre que el foco esté puesto en
reactivar la actividad y en crear más empleo.