Intervienen fachada del bellas Artes
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 3 de enero de 2014 a las 05:00 hrs.
Entre el 7 de enero y el 30 de marzo, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) presenta “Encontraron el cielo”, una singular instalación de grandes dimensiones del artista Antonio Becerro.
Utilizando diferentes medios, el artista rescata la imagen del perro callejero como metáfora del chileno que, en este caso, ingresa desde la calle y por los aires al espacio institucional del Museo, hasta aterrizar en una de las salas.
La muestra se inicia con la intervención de la fachada del MNBA. Desde un container se despliegan 25 esculturas de perros a escala natural que simulan estar volando, suspendidos en una trama de cables acerados que los conecta con el frontis del edificio, prolongándose hacia el hall central, con un recorrido que finaliza en una instalación de 30 esculturas de perros en el ala norte del primer piso del Museo.
La intervención del espacio público no se agota en las esculturas aéreas, pues el container acogerá diversos espectáculos gratuitos para captar la atención de los transeúntes durante la muestra.
Este trabajo se enmarca en lo que ha sido una constante en la carrera artística de Becerro: tergiversar el estatuto de las instituciones sociales y religiosas, traspasando los límites de las disciplinas artísticas, así como desarrollar una poética personal a partir de la búsqueda de lo reconocible como nacional. “Su obra hace una inflexión en lo ideológico, en lo social, apropiándose de la imagen del quiltro, de los espacios abandonados, desde cuyos márgenes también hace una crítica a la mercantilización del arte”, señala el director del MNBA, Roberto Farriol.
Utilizando diferentes medios, el artista rescata la imagen del perro callejero como metáfora del chileno que, en este caso, ingresa desde la calle y por los aires al espacio institucional del Museo, hasta aterrizar en una de las salas.
La muestra se inicia con la intervención de la fachada del MNBA. Desde un container se despliegan 25 esculturas de perros a escala natural que simulan estar volando, suspendidos en una trama de cables acerados que los conecta con el frontis del edificio, prolongándose hacia el hall central, con un recorrido que finaliza en una instalación de 30 esculturas de perros en el ala norte del primer piso del Museo.
La intervención del espacio público no se agota en las esculturas aéreas, pues el container acogerá diversos espectáculos gratuitos para captar la atención de los transeúntes durante la muestra.
Este trabajo se enmarca en lo que ha sido una constante en la carrera artística de Becerro: tergiversar el estatuto de las instituciones sociales y religiosas, traspasando los límites de las disciplinas artísticas, así como desarrollar una poética personal a partir de la búsqueda de lo reconocible como nacional. “Su obra hace una inflexión en lo ideológico, en lo social, apropiándose de la imagen del quiltro, de los espacios abandonados, desde cuyos márgenes también hace una crítica a la mercantilización del arte”, señala el director del MNBA, Roberto Farriol.
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