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Columnistas

Junio sin colores Pride: cuando hablar de diversidad incomoda

Por Karina Cisterna, directora ejecutiva de AHA Inclusión #SoyPromociona

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 27 de junio de 2025 a las 11:41 hrs.

Este junio, algo cambió: muchas marcas que antes se pintaban con los colores del arcoíris para conmemorar el Orgullo, en 2025 optaron por el gris. Decidieron no cambiar sus logos ni hacer declaraciones. En redes sociales, lo que solía ser una muestra de apoyo a las personas LGBT+ hoy se vive con cautela. Silencio.

¿Es una decisión de diseño, una estrategia de marca o una señal de que estamos retrocediendo? ¿Será que hablar de diversidad sexual y de género empezó a incomodar más de la cuenta?

Cuando hablamos de personas LGBT+ nos referimos a personas lesbianas, gays, bisexuales, trans y otras identidades y orientaciones que históricamente han sido marginadas. En un entorno laboral cada vez más expuesto al escrutinio público, algunas empresas optan por no incomodar.

Argumentan que estos temas “no corresponden al ámbito laboral”, que son “parte de la vida privada”. Pero en la práctica, las personas no dejamos nuestra historia en la puerta de la oficina. Vamos al trabajo con todo lo que somos: identidad, experiencia, temores, anhelos.

Y sí, es tema. En Chile, más de la mitad de las personas LGBT+ ha vivido alguna forma de discriminación en el trabajo. No hablamos de activismo, sino de realidades cotidianas: del comentario que se normaliza, del chiste que ridiculiza una orientación sexual, del temor a contar con quién se vive.

Este mes no se trata de exigir logos con arcoíris por todas partes. Se trata de preguntarnos qué tipo de cultura laboral queremos construir en nuestras organizaciones. Porque cuando optamos por la neutralidad y guardamos silencio, también estamos comunicando algo.

A quienes lideramos equipos, marcas y decisiones: este es el momento de elegir la coherencia por sobre la conveniencia. De sostener el compromiso y construir espacios seguros, precisamente cuando lo más fácil es ser neutral.

La inclusión no necesita rótulos, pero sí necesita convicción. Porque cada gesto, cada palabra y cada omisión también forman cultura. Cuando hablar de diversidad incomoda, ahí empieza el liderazgo.

El desafío es claro: ¿cómo seguimos construyendo espacios donde todas las personas puedan ser, puedan desarrollar su máximo potencial, sin tener que esconder una parte de sí?

 

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