Cartas

La promesa pendiente de paz social

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Señora Directora:

Terminada la Primera Guerra Mundial y en medio de una pandemia, los líderes de las democracias occidentales firmaron el Tratado de Versalles, que más allá de consignar la rendición de Alemania, contenía una serie de ideas que buscaban asegurar la paz social:

i) El pago salarial tiene que ser suficiente para una vida digna. Pago igualitario para hombres y mujeres; ii) la jornada debía ser 8 horas, con descansos cada semana y con un máximo de 48 horas semanales; iii) el valor de la protección de los trabajadores contra las enfermedades generales o profesionales y los accidentes resultantes del trabajo; iv) que era fundamental disponer de pensiones de vejez y de invalidez; y v) la importancia de la organización de la enseñanza profesional y técnica.

Como buena declaración, estaba por construirse. Pero no se iba a lograr en una generación: la promesa la heredaron nuestros padres y después nosotros. Han pasado 100 años y claramente dichas promesas están rotas, por lo que no es extraño que muchas personas sientan una frustración gigantesca, que haya cada vez más ofertas populistas y que esté instalado el escepticismo sobre las instituciones.

Pero la historia sigue. ¿Qué podemos hacer distinto esta vez para no caer en soluciones ideológicas y construir sistemas que cuiden a las personas y el medio ambiente de manera sustentable? ¿Qué tenemos que fortalecer en nuestra educación y en los valores para enfrentar estos problemas de manera global y no con miradas individualistas y aisladas?

Y la pregunta más difícil, ¿dónde están y quiénes son los liderazgos que necesitamos para convocar, movilizar, cambiar el mundo y cumplir la gran promesa de la paz social?

José Luis Barroilhet

Socio Spencer Stuart

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