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DF Tax | Contribuciones 0

Jorge Alessandri, diputado de la UDI.

Por: Jorge Alessandri | Publicado: Jueves 12 de mayo de 2022 a las 04:00 hrs.
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Jorge Alessandri

La discusión en torno al aumento de las contribuciones ha revivido un antiguo debate que valdría la pena retomar y enmendar una serie de injusticias que se generan producto de este impuesto.

Lo primero que cabe señalar es que las contribuciones no son más que un impuesto al patrimonio. Cuando tanto se ha insistido por una parte de la clase política en torno a que el patrimonio no paga impuestos en Chile o que éstos son excesivamente bajos, resulta necesario sincerar el debate y más allá de las apreciaciones personales en torno a la legitimidad o validez de las contribuciones, identificar su esencia, es decir, que son un impuesto que grava el patrimonio.

“La discusión en torno al aumento de las contribuciones ha revivido un antiguo debate que valdría la pena retomar y enmendar una serie de injusticias que se generan producto de este impuesto”.

En este contexto, resulta interesante también hacer referencia a su origen, el cual se remonta a 1927 y que apuntaba principalmente a fortalecer el uso agrícola de los suelos. Así, como muchos impuestos en Chile, con el tiempo su origen y fundamento se ha quedado desvirtuado, a punto que es fundamental hacer una revisión en profundidad de este impuesto.

Las contribuciones tal como existen en la actualidad no tienen razón de su existir y terminan siendo más los aspectos negativos de este impuesto que los beneficios que reporta.

Las contribuciones generan un efecto profundamente injusto en la relación entre las personas y el Estado, y que consiste básicamente en su carácter de doble tributación, al gravar patrimonio que ya pagó impuestos sea en razón del IVA (la regla general en la compraventa de bienes raíces es el pago del IVA y la excepción es que no), como por los impuestos derivados del crédito hipotecario (timbre y estampilla o los derechos de inscripción), es decir, el dinero generado para financiar el pie o compra de la propiedad ya tributó.

En su lugar, una legislación moderna, atingente a la actualidad reemplazaría las contribuciones tal como existen hoy por una tarifa municipal, fijada por las propias municipalidades proporcional al bien raíz, destinado a financiar aspectos básicos de funcionamiento municipal, como la recolección y tratamiento de residuos, la gestión de los espacios públicos, y en general, los servicios que proporcionan las municipalidades.

Muchas veces, más que pensar en una gran reforma tributaria, como lo ha señalado insistentemente este gobierno que apunte a subir las tasas de impuestos bajo el falso prisma de aumentar también la recaudación, termina inevitablemente no recaudando lo que se había prometido y restando poder adquisitivo a las personas. Hoy en día, lo que urge es precisamente lo contrario, es decir, aumentar el poder adquisitivo de las personas, y reencauzar los impuestos que ya existen.

Terminemos con este doble tributo expropiatorio, avancemos y alentemos a que todos en Chile seamos propietarios.

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