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DF Conexión a China | América Latina en la ecuación inmobiliaria china

MARGARET MYERS Fellow del Woodrow Wilson Center y directora del Programa de Asia y América Latina del Diálogo Interamericano

Por: MARGARET MYERS | Publicado: Martes 31 de enero de 2023 a las 04:00 hrs.
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MARGARET MYERS

El viceprimer ministro de China, Liu He, viajó a Davos este mes para transmitir un mensaje singular: que el crecimiento económico de su país, que alcanzó en 2022 el nivel más bajo de las últimas décadas, repuntaría pronto a los niveles anteriores a la pandemia.

Las perspectivas de un repunte económico son buenas. Aunque el Covid-19 sigue interrumpiendo las cadenas de suministro, es posible que los casos de Covid en China ya hayan tocado techo. Y una vez terminados los cierres y las clausuras, es probable que el país experimente un crecimiento gradual de la confianza de los consumidores.

Por desgracia, China se enfrenta a una serie de retos mucho más amplios en su intento de recuperar el crecimiento económico. 

Aunque disruptiva por sí misma, la pandemia también puso de manifiesto las muchas vulnerabilidades inherentes al sector inmobiliario chino, contribuyendo a una cascada de impagos en todo el sector. El más destacado fue Evergrande, que incumplió en 2021 y desde entonces ha incumplido varios plazos de reestructuración.

Pero incluso antes de la desaparición de Evergrande, el sector se tambaleaba por las restricciones impuestas a la financiación y la construcción en 2020, cuando los dirigentes chinos trataron de enfriar los mercados inmobiliarios drásticamente sobrecalentados en todo el país.

“China parece estar apostando por la inversión continuada en lo que ha denominado ‘nueva infraestructura”.

Ahora que la especulación inmobiliaria se ha ralentizado, los dirigentes chinos intentan encontrar un equilibrio precario entre las necesidades de los promotores inmobiliarios en apuros, las de los propietarios de viviendas -cuyas inversiones constituyen la mayor parte de la riqueza de sus hogares-, y las de los muchos chinos que se han quedado fuera del mercado inmobiliario, en medio de unos precios que siguen siendo astronómicos. 

China ha empezado recientemente a suavizar sus tres "líneas rojas" en el sector inmobiliario, lanzando un salvavidas crediticio a algunos promotores de mayor calidad. Evidentemente, esto está dando algunos frutos económicos. Los bonos emitidos por promotores inmobiliarios repuntaron en los dos últimos meses.

Pero la mayoría de los analistas prevé una ralentización general de las ventas inmobiliarias en los próximos años, ya que China se enfrenta a obligaciones de deuda generalizadas. También se avecinan tiempos difíciles para los gobiernos locales, que han dependido en gran medida de la venta de terrenos a promotores inmobiliarios para ayudar a cubrir sus presupuestos en las últimas décadas. 

Así pues, aunque la relajación de las restricciones de Covid es una buena noticia para la economía china, el país también debe buscar urgentemente nuevos motores de crecimiento del PIB.  

China parece estar apostando por la inversión continuada en lo que ha denominado "nueva infraestructura", o sectores intensivos en tecnología, que espera impulsen la productividad económica del país. Por supuesto, no se trata de una apuesta menor: el que China lo consiga o no determinará en gran medida sus perspectivas económicas.

Este proceso supondrá una mayor inversión en innovación a nivel nacional, pero también un enfoque a lo largo de la Franja y la Ruta en aquellos sectores que se considera que impulsan el crecimiento económico de China. La cooperación en energía verde, telecomunicaciones, inteligencia artificial y otras áreas seguirá siendo promovida tanto por la diplomacia como por las empresas chinas.

Para Chile y gran parte del resto de América Latina, esto podría significar algunos acuerdos prometedores y que fomenten el crecimiento. Pero la región también debe seguir atenta a los avances de China hacia la reestructuración económica. Los esfuerzos del país por reestructurar su economía seguirán dando forma a su compromiso con el exterior de maneras nuevas y quizá inesperadas.

ENGLISH VERSION

How Latin America Factors in China’s Property Market Equation

 

* Margaret Myers is a fellow at the Woodrow Wilson Center and director of the Asia and Latin America Program at the Inter-American Dialogue.

 China’s Vice Premier Liu He traveled to Davos this month to convey a singular message: that his country’s economic growth, which reached a decades-long low in 2022, would soon rebound to pre-pandemic levels.

The prospects for an economic rebound are good. Although Covid-19 continues to disrupt supply chains, Covid cases in China may have already peaked. And with rolling lockdowns and closures thing of the past, the country is likely to see gradual growth in consumer confidence.

Unfortunately, though, China faces a much broader set of challenges as it looks to get economic growth back on track. 

Though disruptive in its own right, the pandemic also exposed the many vulnerabilities inherent in China’s real estate sector, contributing to a cascade of defaults across the industry. The most prominent of these was Evergrande, of course, which defaulted in 2021, and has since missed several restructuring deadlines.

But even before Evergrande’s demise, the sector was reeling from restrictions placed on finance and construction in 2020, as China’s leadership sought to cool drastically overheated real estate markets across the country. 

Now that property speculation has slowed, China’s leadership is attempting a precarious balance between the needs of beleaguered developers; homeowners, whose investments comprise the bulk of their household wealth; and the many Chinese who have been shut out of the housing market altogether, amid still-astronomical prices. 

China has recently begun easing up on its three property sector “red lines,” throwing some higher quality developers a credit lifeline. Doing so is bearing some economic fruit, evidently. Bonds issued by real estate developers rebounded over the past couple of months.

But most analysts expect an overall slowing of property sales the coming years, as China grapples with widespread debt obligations. Hard times are also in store for local governments, which have relied heavily on land sales to property developers to help cover their budgets in recent decades. 

So, while the relaxation of Covid restrictions is good news for China’s economy, the country must also urgently look for new drivers of GDP growth.  

China would appear to be betting on continued investment in what it has called “new infrastructure,” or technology intensive sectors, which it hopes will boost the country’s economic productivity. This is no small bet, of course—whether China can achieve this or not will largely shape its economic outlook. 

This process will mean more innovation-related investment at home, but also a Belt and Road-wide focus on those sectors that are viewed as boosting China’s economic growth. Cooperation in green energy, telecommunications, artificial intelligence, and other areas will continue to be promoted by Chinese diplomats and firms alike.

For Chile and much of the rest of Latin America, this could mean some promising and growth-promoting deals. But the region should also remain focused on China’s progress toward economic restructuring. The country’s efforts to rework its economy will continue to shape overseas engagement in new and maybe unexpected ways.

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