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Columnistas

El silencioso grito de nuestra clase media

Pablo Longueira Ex ministro de Economía

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 13 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.

Hace algunos días me impresionó una entrevista a Mario Waissbluth, destacado experto educacional y fundador de Educación 2020. Recordó que votó por Michelle Bachelet; arrepentido, no lo volvería a hacer. Pero lo más impresionante era ver a un hombre, moderado como él, con la fuerza que sostenía su crítica, señalando que lo que hemos vivido en este último año y medio es una “oda a la insensatez”. A su juicio, lo que se debió hacer en 10, 15 o 20 años, para transitar hacia una Social Democracia del Norte de Europa, se trató de hacer en 18 meses, con leyes desprolijas, mal hechas. Fue lapidario. El error de Mario es no darse cuenta que hay fuerzas en la NM que, bajo una mirada ideológica, no buscan implementar un programa socialdemócrata. Los vientos soplan en otro sentido, muy distinto.

Como el caso de Mario, cada día uno escucha las críticas más duras al gobierno y sus reformas de los mismos que votaron por él. No hay oposición. La oposición está dentro del mismo conglomerado gobernante, donde hay una crítica subliminal mucho más dura y enérgica que la que ejerce la Alianza.

De la misma manera, para nadie es novedad el actual ambiente de pesimismo en la sociedad chilena. Muchos aún no saben cómo llegamos a esto. Cómo en menos de dos años un país llegó a este clima que tiene crispada, irritada a la sociedad civil. El ciudadano sencillo y modesto de nuestro país es un opositor.

¿Por qué? Muy simple. Porque nuestra clase media ve que el programa de gobierno, que se sigue imponiendo a través de malas leyes y reformas, es un atentado contra la esencia de una sociedad de libertades. Como nunca, en las 3 últimas décadas, más chilenos dejaron la pobreza para incorporarse a una clase media emergente, a la que se les ha abierto un mundo de oportunidades que sus padres jamás soñaron.

Son miles las familias de clase media que han accedido a la educación superior, a un autito, a mayor acceso al arte y la cultura, a una segunda vivienda o un emprendimiento que les da un sustento para vivir dignamente. Una sociedad que rápidamente estaba avanzando hacia una mayor meritocracia e igualdad de oportunidades.

A diferencia de muchos, no soy pesimista. Muy por el contrario. Todo lo que está pasando es para bien. Aunque no dudo en señalar que nada me hubiera agradado más que el país se hubiese evitado esto. Mirémoslo desde otra perspectiva. Mucho peor sería estar en el estado actual con encuestas aplastantes a favor de la reforma tributaria, laboral y educacional. Qué gran señal nos dan los sondeos sobre las tres reformas más importantes del gobierno. Los que fuimos parlamentarios de centroderecha sabemos muy bien que nunca se tramitaron antes leyes en esas áreas que no fueran con mayoritarios respaldos. ¿Por qué ahora no ocurre? ¿Por qué a pesar incluso que las tres tienen consignas bien populistas la inmensa mayoría las rechaza? La respuesta vuelve a ser muy simple: porque todas, sin excepción, atentan contra la libertad individual.

La sociedad chilena cambió radicalmente. Nuestra clase media no quiere perder las libertades que obtuvo para emprender y estudiar en los últimos 30 años. Saben mejor que nadie -porque lo han vivido y disfrutado- que el emprendimiento y la educación de calidad son los únicos caminos para generar movilidad social y una mayor igualdad de oportunidades. Le temen a las reformas porque saben que bajarán socialmente, que perderán libertades, porque será más difícil mantener sus negocios, porque habrá más conflictividad, poniendo en riesgo su estabilidad laboral. Muchos de ellos, que por cierto votaron por la Presidenta, jamás leyeron el programa y lo lógico es que esperaran una continuidad hacia ese camino Social Demócrata que trazó la desaparecida Concertación y que también soñó, pero que ya no es, Mario Waissbluth.

Las encuestas de hoy son un grito silencioso de nuestra clase media, que se resiste a perder las opciones de elegir dónde y cómo educar a sus hijos, que prefiere una Sociedad Docente a un Estado Docente, que no quiere reformas tributarias y laborales que asfixian sus pymes. Las encuestas de las reformas son una señal clara que la próxima elección la ganará quien le devuelva las libertades perdidas a más del 75% de los chilenos que se autodefinen de clase media.

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