Francisco Armanet

Cuando la debilidad se transforma en fortaleza

Las personas que han experimentado cuadros depresivos a lo largo de sus vidas...

Por: Francisco Armanet | Publicado: Miércoles 26 de octubre de 2011 a las 05:00 hrs.
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Las personas que han experimentado cuadros depresivos a lo largo de sus vidas, tienden a ser mejores líderes que los individuos mentalmente sanos. Se ha demostrado que las personas que han vivido depresiones, desarrollan una mejor comprensión de los problemas que aquejan a los demás. Las personas que han sido leve o moderadamente depresivas son más empáticas que el resto. Los individuos depresivos tienden también a tener una mejor percepción de la realidad por cuanto éstos carecen de la “ilusión optimista” propia de las personas sanas.



Estas son algunas de las conclusiones a las que arriba el psiquiatra de la Universidad de Tufts, N. Ghaemi en su reciente libro “A First-Rate Madness”.

El autor menciona que Lincoln, Ghandi y Martin Luther King intentaron en su juventud poner fin a sus vidas, y los tres desarrollaron episodios de depresión en sus etapas adultas.

Pero según el autor, no sólo los depresivos convierten su debilidad en fortaleza. Wiston Churchill oscilaba entre la manía y la depresión. La enfermedad del primer ministro británico le permitió desconfiar del acuerdo de paz que suscribiera con Hitler, su impecablemente juicioso antecesor, N. Chamberlain.

Las personas maniacas presentan una creatividad que los individuos normales difícilmente logran desarrollar. La neurociencia ha demostrado que las personas en estos estados, liberan altos niveles de un neurotransmisor denominado dopamina. En el extremo, los esquizofrénicos descargan una muy elevada cantidad de este neurotransmisor, razón por la cual, su imaginación supera los límites de la razón. Es evidente que un esquizofrénico no podría ejercer un liderazgo efectivo, pero un desequilibrio leve o moderado en la cantidad de dopamina permite disponer de un nivel de energía y creatividad que facilita el liderazgo en tiempos de crisis. Lamentablemente estas personas son normalmente irritables, grandilocuentes, desconfiadas y narcisistas.

En mi opinión, Steve Jobs presentaba grandes cantidades de dopamina en su torrente sanguíneo. Su extraordinaria creatividad se acompañaba de una personalidad insoportable, de la cual el genio de la tecnología tenía poca conciencia. No es casualidad que Jobs haya sido despedido de la firma que el mismo fundó.

En el plano local, nuestro primer mandatario también evidenciaría signos de exceso de este mismo neurotransmisor. La ciencia médica establece que los tics motores como las sacudidas horizontales y verticales de cabeza serían resultado de un exceso de dopamina o de una hipersensibilidad de los receptores dopaminérgicos (Bados 1995). El presidente dispone de gran energía y creatividad, pero urge que se haga cargo de los aspectos negativos de su personalidad. Por otra parte, la notable empatía mostrada por el ministro Allamand en el rescate de Juan Fernández, evidenciaría que éste hubiese padecido cuadros distímicos, haciéndolo buen candidato a la presidencia. Sin embargo, la urgente necesidad de mejorar la convivencia nacional haría recomendable que el titular de defensa liderara una cartera más política, por ejemplo interior, reemplazando al juicioso ministro Hinzpeter.

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