Este año ya está jugado y, décimas más décimas menos, pasará a la historia como un mal año en términos de crecimiento económico y creación de empleos. Dicho esto, el país debe preocuparse de no extender las magras cifras de este año al 2015 y las autoridades económicas deben cumplir un rol fundamental para que esto mejore. Una política fiscal y monetaria más expansiva ayudará, pero no es suficiente cuando uno de los principales problemas de corto plazo es la incertidumbre y la confianza empresarial. Digo uno de los principales, porque no se puede desconocer que el entorno externo menos favorable y el fin del ciclo minero también están jugando un rol clave, lo que queda de manifiesto al mirar las últimas cifras de la economía peruana, tantas veces comparada con Chile.
El país necesita que las empresas vuelvan a invertir y a contratar personal, pero ello no ocurrirá si saliendo de la reforma tributaria, nos introducimos en una serie de otras reformas, como la laboral y la constitucional, que se suman a la tan necesaria reforma educacional.
El próximo año el país puede retomar un mayor ritmo de crecimiento por las siguientes razones: 1. Porque el mundo crecerá más. Según nuestras estimaciones el próximo año el PIB mundial crecerá cinco décimas más que este año y eso indudablemente ayudará a dinamizar las exportaciones.
2. Relacionado con lo anterior, el próximo año veremos los efectos positivos de la depreciación cambiaria. Este año vimos con mayor intensidad los impactos negativos, reflejados en un aumento de la inflación que redujo el poder adquisitivo de las familias; sin embargo, la percepción de un tipo de cambio más alto de manera más persistente, contribuirá a la competitividad de las exportaciones y al desempeño de los sectores sustituidores de importaciones.
3. Porque tendremos un potente estímulo fiscal, dados los recursos de la reforma tributaria. Independiente de los ajustes que puedan tener los parámetros de largo plazo del Presupuesto, la reforma tributaria inyectará cerca de US$ 2.600 millones, lo que significa que el gasto público podrá crecer más de 8% real el próximo año.
4. Porque no tendremos discusión tributaria. Nadie puede desconocer que la larga y tediosa discusión tributaria que nos ha acompañado todo este año ha llevado a la postergación de proyectos de inversión privados a la espera de que se clarifiquen las reglas del juego. Con las reglas más claras, una parte de estos proyectos debiesen ejecutarse, especialmente los buenos proyectos, que seguirán siendo rentables a pesar de la mayor tasa de impuesto corporativo.
5. Porque la política monetaria, que actúa con rezagos, habrá inyectado un potente estímulo al cierre de este año.
6. Finalmente, el próximo año la economía puede crecer más porque esperamos que el gobierno y en particular su equipo económico, enmiende el camino y reconozca la importancia de las expectativas empresariales y del emprendimiento privado para lograr el crecimiento económico, que a última línea es clave para sostener el empleo, para continuar con la reducción de la pobreza y mantener el estatus que ha logrado el país en el contexto internacional, considerado como ejemplo por los resultados económicos logrados en las últimas décadas.
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