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Los bancos centrales difieren sobre su rol ante el cambio climático

FT View © 2023 The Financial Times Ltd.

Por: FT View © 2023 The Financial Times Ltd. | Publicado: Jueves 19 de enero de 2023 a las 04:00 hrs.
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La Reserva Federal debería “concentrarse en su área de especialización en lugar de diversificarse”: ése fue el veredicto emitido la semana pasada por Jay Powell, presidente del banco central de EEUU, quien afirmó que la Reserva Federal “no es un formulador de políticas climáticas y nunca lo será”. Argumentó que exceder su mandato para buscar “beneficios sociales que no están estrechamente vinculados a nuestros objetivos legales” pondría en riesgo la independencia del banco central.

A primera vista, esa postura pone a la Reserva Federal (Fed) en desacuerdo, con otros bancos centrales importantes como el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE). Ambos han priorizado la lucha contra el cambio climático y han tomado medidas para “hacer más verde” sus tenencias de bonos corporativos.

“Lo que importa es que los responsables de la política monetaria sigan los mandatos otorgados por los legisladores”.

En verdad, no existe un verdadero cisma transatlántico sobre este punto. El BCE, la Fed y el BoE están de acuerdo en que los principales defensores de la política cuando se trata de la emergencia climática deben ser los gobiernos elegidos, algo que los legisladores deben tener en cuenta. No se puede esperar que los bancos centrales sean formuladores de políticas verdes por la puerta trasera.

Powell admite que la Reserva Federal tiene un papel válido, aunque estrecho, en la lucha contra el cambio climático. Como han hecho el BoE y el BCE, los supervisores bancarios de la Fed también intentan garantizar que los balances de los prestamistas resistan el daño financiero que puede causar el cambio climático, ya sea por la concesión de hipotecas a viviendas en llanuras aluviales o por una repentina venta forzosa de “activos marrones”: activos que dependen o promueven el uso de combustibles fósiles. Tal escrutinio es completamente apropiado cuando se trata del deber de los bancos centrales de proteger la estabilidad financiera.

Pero es en torno a sus obligaciones de política monetaria donde existe una divergencia sobre el cambio climático o, de hecho, sobre cualquier otro “beneficio social”, como dice Powell. La estabilidad financiera está entrelazada con la política monetaria: la inestabilidad en la primera puede afectar la transmisión de la segunda. Pero la política monetaria es el mandato fundamental de los bancos centrales.

Si bien el BoE y el BCE tienen objetivos primarios similares, también tienen amplios objetivos secundarios, siempre que no interfieran con su deber primordial de garantizar la estabilidad de precios. En ambos casos, esos objetivos secundarios establecen expresamente el deber de combatir el cambio climático: en 2021, el mandato del BoE cambió para incluir el apoyo a la ambición del gobierno de lograr el cero neto para 2050.

Mientras tanto, se espera por ley que el BCE apoye las políticas económicas generales de la Unión Europea (UE), desde el pleno empleo y el “progreso social” hasta la mejora del medio ambiente. Incluso si la forma en que el BCE y el BoE están interpretando esos objetivos es discutible, el hecho de que estén actuando para abordar el cambio climático es apropiado bajo sus respectivos marcos legales.

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