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Columnistas

Los factores para construir confianza hoy

Francisco Jiménez Vicepresidente USEC

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 19 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.

Francisco Jiménez

Acaba de visitar nuestro país el destacado académico español, Pbro. Domènec Melé, quien lleva más de 20 años dedicado al ámbito de la ética empresarial, siendo profesor titular del IESE Business School de la Universidad de Navarra. El miércoles pasado expuso en el Café con... de USEC, encuentro que con el título "Ética y Empresa: Reconstruyamos confianza", brindó un oportuno análisis para el momento que vive el mercado internacional tras el escándalo Volkswagen, útil asimismo para nosotros, no ajenos a casos de malas prácticas empresariales, que han mermado la legitimidad del sector y dañado la confianza.

Melé habló de la desconfianza proyectada, que se da cuando algunos casos de abusos empañan el prestigio de todo un sector, sea éste político o empresarial. Explicó los tres factores básicos que son condición para generar confianza. El primero es la capacidad técnica, la eficiencia, o bien, la competencia profesional. El segundo alude a la benevolencia, entendida como una respuesta a la vulnerabilidad, queriendo el bien del otro. Es decir, no aprovecharse del prójimo, en especial, de quien está en desventaja. Esto implica anteponer el bien común antes que el individual. El tercer factor es la integridad, signo del carácter moral y de un actuar coherente, que no teme señalar lo que es incorrecto, en lugar de "mirar para el lado". Éste se demuestra en una conducta virtuosa sostenida en el tiempo. Es bastante evidente, si miramos lo que ocurre en la empresa, que se ha invertido más en el primer pilar, la capacidad técnica y menos en los dos restantes.

Quizás lo anterior se deba a que las empresas han sido tradicionalmente percibidas como actores económicos, en circunstancias que su rol principal es social. El impacto de su quehacer va mucho más allá del mero ámbito financiero y comercial, pues con sus decisiones impactan positiva o negativamente la vida de muchos, sea que se relacionan directa o indirectamente con éstas. Por eso deben propiciar un desarrollo integral, tanto en su interior, como en su entorno. Su legitimidad se gana cuando se comprueba que contribuye al bienestar de la sociedad, en lugar de existir sólo para enriquecer a unos pocos. Las empresas conscientes de su rol social, saben que no sólo se espera de ellas que sean productivas, eficientes y que den trabajo. O que se mantengan alejadas de la corrupción o la ilegalidad.

Ello es un piso, pero no basta. La ética es mucho más que eso. Es la búsqueda de la excelencia humana. No sólo excelencia profesional. Es una actitud de hacer el bien sin mirar a quien y hacerlo permanentemente. Una vez que el hábito virtuoso se asienta, habrá menos conflicto con cada dilema ético que se presente, pues la orientación natural tiende al bien. Ello implica necesariamente, buscar metas de largo plazo y estar dispuestos a "perder para ganar", en algunas ocasiones. Implica que la ética no sea tratada como un añadido o elemento deseable en el proceso de toma de decisiones, sino que sea el corazón de una buena dirección de empresas, partiendo de su gobierno corporativo.

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