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Necesitamos un análisis del desempleo juvenil

Si bien en el trimestre agosto-octubre se mantuvo la estacionalidad habitual, que es la baja en la desocupación por el dinamismo que recobra la actividad agrícola, esta vez también aumentó la ocupación vinculada a labores domésticas, probablemente por el mejoramiento de la situación de ingresos de familias de sectores medios altos y altos.

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Si bien en el trimestre agosto-octubre se mantuvo la estacionalidad habitual, que es la baja en la desocupación por el dinamismo que recobra la actividad agrícola, esta vez también aumentó la ocupación vinculada a labores domésticas, probablemente por el mejoramiento de la situación de ingresos de familias de sectores medios altos y altos.

En noviembre es esperable que el fenómeno de mayor empleo agrícola haya continuado, por lo que la próxima tasa de desocupación podría acercarse a la que tuvimos en 2010, en el trimestre septiembre-noviembre, que alcanzó el 7%.

Las expectativas sobre un freno en la actividad económica en 2012, en el contexto de un fuerte crecimiento económico en los primeros nueve meses de 2011 y una profundización de la crisis y recesión en Europa, generarían una diminución de la velocidad en la actividad económica en Chile, lo que ya estamos observando, y podría llevar a que el empleo crezca por debajo del aumento en la fuerza de trabajo. Esa tasa para 2012 es difícil de proyectar, porque no conocemos el verdadero impacto en Chile de situación en Europa, sin embargo, podríamos estar superando el 8% si el golpe es importante.

Es habitual y comprensible que la desocupación juvenil supere el desempleo promedio. Por ejemplo, en hombres, la tasa entre los mayores a 25 años parece significar que ya estamos cerca de encontrarnos en una situación de desempleo sólo friccional, con un mercado laboral difícil para encontrar y contratar a trabajadores con determinadas especialidades; lo mismo ocurre al ver las cifras en varias ciudades del país. Evidentemente, hay personas con ciertas profesiones que tienen dificultades para encontrar trabajo dadas sus expectativas de remuneración, y aunque no es la situación predominante en el país, no por ello es poco importante. Respecto al desempleo juvenil se puede destacar una tendencia preocupante que se mantiene por años, y es enorme el diferencial en la desocupación por edades, porque existe una altísima tasa entre jóvenes, y en especial mujeres jóvenes. La desocupación en mujeres de 15 a 19 años llegó al 25,7%, mientras que en el segmento de 20 a 25 años llegó a 20,5%, siendo significativamente más alta que la cifra de los hombres de igual edad. 
Buscar programas para disminuir ese diferencial parece fundamental, sobre todo frente al crecimiento de la participación femenina en la fuerza de trabajo y ante la cada vez mayor importancia de las mujeres como jefas de hogar. La natalidad en las jóvenes menores de 20 años sube exponencialmente, pero no sus posibilidades de empleo remunerado.

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