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Para los pensionados, dinero, no promesas

Luis Larraín Libertad y Desarrollo

Por: Luis Larraín | Publicado: Viernes 11 de noviembre de 2022 a las 04:00 hrs.
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Luis Larraín

Mejorar las pensiones ha sido una de las demandas sociales más sentidas en Chile durante los últimos años. El valor de éstas se vio afectado por la mayor longevidad de los chilenos, menores tasas de interés de largo plazo, baja densidad de cotizaciones; sin aumento de tasas de cotización ni edad de jubilación. La medida utilizada universalmente para evaluar si las pensiones son suficientes es la tasa de reemplazo, el porcentaje que la pensión representa del salario del pensionado cuando estaba en actividad. La OIT ha definido que para alguien que cotiza 30 años esta tasa debiera ser de 45% mínimo. La OCDE por su parte tiene en promedio una tasa de reemplazo de 62%.

En Chile se han debatido diferentes proyectos de reforma y no ha existido capacidad política para llegar a acuerdos. Pero ello no significa que no hayan existido cambios. Terminando su gobierno, Sebastián Piñera hizo un importante cambio en el pilar solidario, llevando la Pensión Garantizada Universal (PGU) a un valor mensual de $ 193.000. Quienes tienen pensiones inferiores a 660.000 pesos obtienen el total y aquellos entre 660.000 y 1.048.000 pesos, un aporte decreciente. Esto cambió la naturaleza del sistema, pues el pilar solidario pasó a ser tan importante como el pilar contributivo, con un aporte fiscal que subió de 0,8% del PIB a 2,2%, gasto que ya está financiado.

“Las cuentas nocionales (o virtuales) son meras promesas de beneficios futuros que dependen del cumplimiento de ciertos supuestos. Al no ir a cuentas individuales, este 6% sería un impuesto al trabajo”.

Luego, el Presidente Boric comprometió una PGU de 250.000 pesos al final de su período, lo que consolida y aumenta este cambio cualitativo del sistema de pensiones, hasta el punto de que las tasas de reemplazo para quienes obtienen beneficios del pilar solidario podrían llegar al 100%, superando con creces el promedio de la OCDE.

La pregunta que surge, entonces, es si es necesario hacer una reforma estructural al sistema de pensiones. La respuesta es que no. Solamente es necesario resolver algunos problemas puntuales.

Pese a ello, el Gobierno insiste en introducir el reparto, aumentando en un 6% la cotización, sin que esos nuevos aportes vayan a una cuenta individual, sino a un sistema de ahorro colectivo con cuentas nocionales, sin derechos de propiedad, financiando pensiones de otras personas. Las cuentas nocionales (o virtuales) son meras promesas de beneficios futuros que dependen del cumplimiento de ciertos supuestos. Al no ir a cuentas individuales, este 6% sería un impuesto al trabajo, pagado por quienes tienen menos recursos, regresivo frente a la alternativa de financiarlo con rentas generales. Además, es inconveniente en un momento de mucha debilidad de la economía chilena.

Frente a ello está la posibilidad que ese 6% adicional vaya a cuentas individuales, con administradores elegidos por los trabajadores. Esto sería positivo para no hacer depender excesivamente en el largo plazo las pensiones del pilar solidario, pues ello desincentivaría el ahorro, tan necesario para nuestra economía. Adicionalmente, pueden hacerse otras correcciones para apuntar a cuestiones no resueltas, como la brecha de género.

Libertad y Desarrollo ha hecho una propuesta en que el aumento de la PGU hasta llegar a 250 mil pesos es diferenciado, aportando en mayor medida a las mujeres. De esta manera, las tasas de reemplazos para hombres y mujeres superarían el 100%, igualándose a las proyectadas por la reforma de Boric, pero sin “vales por”, sino dinero de propiedad del trabajador, ni tampoco brecha de género. Una propuesta para tomársela en serio.

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