La región atraviesa un periodo de desaceleración económica combinada con tasas de inflación relativamente altas. El panorama a futuro luce complejo y las proyecciones de los analistas internacionales sobre todo en Chile, no son alentadoras. En tiempos de crisis, un factor común para las empresas de todos los tamaños y sectores, es la lucha para reducir los costos; el desafío es realizarlo de forma sostenible, manteniendo su capacidad de crecer y manteniendo la calidad de sus productos o servicios.
Algunas eficiencias pueden ser logradas por la disminución del personal, en la mayoría de los casos despedir personas tiene como resultado trasladar más trabajo a otra persona. Se equivocan asumiendo que reduciendo personal o acumulando más responsabilidades van a forzar a su personal a dejar de hacer actividades ineficientes. Reducir cabezas sin ayudar a reducir el trabajo puede acarrear una desmoralización del personal, disminución de la satisfacción del cliente, y
mayores costos, resintiendo finalmente en la calidad de sus productos o servicios.
Automatizar procesos tiene algunas ventajas como: formalizar y acelerar los flujos de trabajo, añadir puntos de control de datos y del proceso, y asegurar productos uniformes. La automatización tiene dos limitaciones que pueden fácilmente crear un costoso pasivo a largo plazo: las máquinas solo pueden hacer lo que se les pide que hagan, y éstas no son buenas en la aplicación de juicios o en el tratamiento de excepciones. Si el flujo de trabajo es ineficiente, las excepciones son la regla o la información es deficiente, entonces, la inversión en automatización profundizará la pobreza de los procesos.
Los enfoques tradicionales de reducción de costos fracasan porque se limitan a intercambiar tareas entre personas, cambiar persona por máquina o simplemente reducir personas.
Se debe cambiar la forma en que el trabajo es realizado, enfocado en la creación de valor a los clientes, en términos simples, hacer más de las tareas correctas con el menor esfuerzo. No hablamos de reingeniería de procesos, sí de simplificar la forma en que se ejecutan las actividades hoy, haciendo más fácil identificar y detener errores, redundancias o pasos innecesarios, lo que lleva a una mejora sostenida en las operaciones y los resultados de las empresas. La simplificación de los procesos y el enfoque en la entrega de valor a los clientes, debe ser un objetivo sostenido en el tiempo, este momento de crisis es una oportunidad para iniciar este camino.