Alexis Montecinos
Sin duda alguna, el año pasado fue uno de los años más prolíferos en términos de reformas. Principalmente observamos el inicio de una reforma tributaria, una educacional y una laboral, es decir, el comienzo de un cambio estructural en la economía de nuestro país.
La reforma tributaria fue el principio de este gran cambio. Para financiar un gran gasto en educación y salud, es necesario contar con recursos de carácter permanente. La reforma educacional por su parte, financiada a través de la reforma tributaria, sería el puntapié inicial para terminar con la gran desigualdad existente en términos de acceso a educación de calidad y a través de esto generar una mayor equidad de ingresos en el largo plazo. Finalmente la reforma laboral, sería un esfuerzo por crear un mercado laboral con mayor productividad.
Las tres reformas han sido la base de un fuerte debate. Discusión que como mencioné alguna vez, se centraba mayormente en los efectos de corto plazo de estas reformas, principalmente en lo que respecta a la reforma tributaria. Nuevamente, el desarrollo es una senda de largo plazo, que supongo, todos los chilenos deseamos alcanzar. Sin cambios estructurales, dada nuestra matriz productiva, es imposible llegar a ese nivel de desarrollo, nivel que va mucho más allá del indicador de PIB per cápita, nivel que se refiere a cómo distribuimos esta riqueza y a qué oportunidades poseen los habitantes de un país, oportunidades que dependen más que de la cuna donde se nace.
Al mismo tiempo, la economía durante 2014 se vio enfrentada a diversos shocks externos que le generaron efectos negativos en la actividad económica, a esto por supuesto se suma la incertidumbre asociada a cualquier reforma, lo que generó efectos negativos de corto plazo. Sin embargo esto, en los
últimos meses hemos observado señales positivas, ejemplo de esto es el último dato para la tasa de desempleo de 6,1%, número ejemplar para una economía que ha atravesado un año muy duro en todos los frentes. A esto se suma una leve recuperación de la actividad, una expectativa de inflación en el centro del rango meta para mediados de 2015 y una menor brecha de actividad esperada para 2015.
De esta forma, es difícil cerrar el año con algo concreto respecto a los efectos en 2014 de las reformas, efectos que no se pueden aislar de los shocks que afectan nuestra economía, sin embargo, el panorama es más alentador y lo que sin duda sabemos es que hemos dado un gran paso, ya cada vez menos doloroso, hacia el verdadero desarrollo.