Opinión

Derecha, izquierda: economía y política

El paso de un gobierno de izquierda a uno de derecha en España es el último ejemplo de una situación bastante más general que se inicia con la recesión de 2007 y que incluye a varios otros países importantes. El gráfico muestra que el número de países de la Unión Europea con gobiernos de centro-izquierda está en su nivel mínimo en 20 años.

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El paso de un gobierno de izquierda a uno de derecha en España es el último ejemplo de una situación bastante más general que se inicia con la recesión de 2007 y que incluye a varios otros países importantes. El gráfico muestra que el número de países de la Unión Europea con gobiernos de centro-izquierda está en su nivel mínimo en 20 años.

Una parte de la explicación viene del hecho que la situación económica es un determinante fundamental de los resultados electorales del partido en el poder. Dentro de los distintos indicadores de malos resultados económicos, el desempleo aparece como el más importante. Y es que para el ciudadano común es difícil distinguir cuánto del resultado económico se debe al gobierno de turno y cuánto a elementos fuera del poder de éste. De hecho, algunas estimaciones hablan de que, incluso, este componente de “suerte” explica mayor proporción del resultado que el desempeño verdadero de las autoridades.

El que sean gobiernos de derecha los favorecidos no sólo responde a que la crisis llegó en momentos en que la izquierda estaba en el poder, sino que también, tal vez, al tipo de políticas que cada grupo típicamente adopta. Tanto coyunturales para enfrentar la crisis como estructurales. Primero, los gobernantes de derecha normalmente toman mayor riesgo. Apuestan a medidas más radicales que pueden tener efectos posteriores muy positivos como muy negativos. Probablemente esto se relaciona con el hecho que, en promedio, quienes apoyan a los conservadores son típicamente más ricos y, por tanto, se muestran más dispuestos a correr este tipo de riesgos. Debiese, al menos, ser claro para la ciudadanía que la inmovilidad que se está observando hoy no será la norma a futuro.

Segundo, la derecha tiene un claro sesgo a favorecer los ajustes por medio de reducciones del gasto público en desmedro de utilizar alzas de impuestos. La convicción es que, si bien la moderación en el gasto tiene un efecto negativo que es directo, el efecto indirecto que tiene un aumento de impuestos en la tasa de inversión y el consumo es mucho más perjudicial. Existe evidencia que apoya esta visión. Y, de paso, se aprovecha de reducir la injerencia del Estado en la vida de las personas no sólo en lo económico sino también en un sentido más general. Dado que, en los datos, el tamaño del gasto público incide negativamente en el crecimiento económico, los problemas actuales se estarían aprovechando para avanzar a una estructura económica más favorable en el largo plazo. Esto es bien claro en el sector de pensiones en que el proceso ya ha comenzado con el aumento de las edades de jubilación.

Todo lo anterior implica que la volatilidad de los mercados continuará en niveles elevados. Es claro que el componente político es el más relevante para explicar lo que hoy está pasando con los precios financieros. No es que no existan las políticas para responder a la crisis o que no se sepa cómo utilizarlas sino porque no se quiere hacerlo. Sólo hay que recordar que durante la gran crisis de fines de 2008 la caída de los mercados fue incluso más grande a partir del momento en que el plan de recapitalizar a los bancos con dinero público es rechazado por el Congreso estadounidense, hecho que tuvo como respuesta directa al colapso en el sistema financiero.

El que esta volatilidad desemboque en una profundización del desplome de los activos de riesgo dependerá, entonces, del peso que los agentes le den al largo plazo versus al corto.

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