Derechos y deberes laborales
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Sin duda, profundizar y perfeccionar los derechos de los trabajadores es un objetivo deseable. En el último siglo, la gran mayoría de los países ha avanzado mucho en ese campo, lo que ha contribuido a la dignificación del trabajo, especialmente de los grupos más vulnerables.
Chile también ha seguido ese camino en las últimas décadas, a través de una ampliación de derechos laborales individuales, y ahora buscando una profundización significativa de derechos colectivos. Sin embargo, es crucial que ese avance en derechos tenga un correlato en términos de productividad laboral, ya que en caso contrario los trabajadores, en vez de beneficiarse, pueden verse perjudicados, a través de una profundización de procesos de automatización y de sustitución, que terminan afectando especialmente a los trabajadores de menor calificación, y por ende, más vulnerables.
Chile está al debe en materia de productividad, lo que queda en evidencia si se considera que en los últimos veinticinco años el salario mínimo ha aumentado un 164% real, y la productividad media, un 83% solamente. Si en este contexto se suma ahora una profundización de los derechos colectivos, y no se avanza en términos de políticas de productividad laboral, serán los propios trabajadores los perjudicados, a través de un menor crecimiento del empleo y las remuneraciones. Es clave avanzar primero en materias de capacitación laboral, costos de despido, inclusión de jóvenes y mujeres, por señalar aspectos esenciales, ya que profundizar sólo los derechos, estando al debe en productividad, termina siendo contrario al desarrollo del país.