Aunque está más dedicado a su estudio de abogados que a la política activa, el expresidente del Senado Andrés Zaldívar (83) sigue con minuciosa atención el devenir político y económico de Chile y el mundo. Aquejado de una gripe, que lo afectó pese haberse vacunado, recibió a Diario Financiero en su luminosa oficina frente al Parque Forestal. Durante la conversación abordó y tomó posición en la reforma tributaria, el proyecto que rebaja la jornada laboral a 40 horas e incluso expresó su molestia por los dichos del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, en contra de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet.
“Repudio totalmente sus declaraciones, las considero inaceptable”, sentenció. Y se mostró impactado por lo que, a su juicio, fue “un ataque tan personal y rastrero de parte del presidente Bolsonaro en contra de la expresidenta Bachelet”.
Hasta el día de hoy se le considera el “chef” de la reforma tributaria de la exmandataria; sin embargo, Zaldívar se defiende aclarando que “yo era contrario, no me gustaba la reforma planteada por el ministro (Alberto) Arenas y negocié con él en su oficina, junto con Ricardo Lagos Weber y Carlos Montes e hicimos un trabajo muy exhaustivo porque escuchamos a todo el mundo”. Incluso añadió que “la reforma que se aprobó en definitiva, accedimos a aprobarla y apoyarla, porque Arenas logró un acuerdo con la oposición (…). Y yo estaba convencido que a poco andar había que hacer una reforma a la reforma y así fue cuando cae Arenas y sube Rodrigo Valdés”.
Pero insistió en que el actual sistema es “brutalmente complicado”, porque contiene dos sistemas en uno: el sistema semi integrado y el de renta atribuida; lo que –desde su punto de vista- vuelve tan complejo el sistema que “hace imposible el control y facilita la evasión, porque el SII no tiene la capacidad ni los elementos suficientes para manejar estos dos sistemas a la vez”.
-¿Cómo debería enfrentar la discusión de la reforma tributaria el Senado?
-Hay que simplificar el sistema; que no provoque una disminución de los ingresos fiscales; tiene que mantener la progresividad y la equidad tributaria, que por motivo alguno se beneficien los que tienen más recursos; tiene que aspirar al crecimiento; debe dar un tratamiento especial a grupos focalizados –como creo que se está haciendo-, como son las PYME, los adultos mayores; y debe potenciar la fiscalización del SII en la cláusula de elusión.
-¿Qué sería lo esencial?
-Lo importante es ponerse de acuerdo en la cifra que hay que compensar y cómo hacerlo. Porque este es un tema de instrumentos no ideológico.
-Es como partir de cero.
-Si yo fuera senador lo haría más sencillo, votaría el proyecto en general y en la discusión en particular ver cómo se cumplen los requisitos.
-¿Qué opina del debate por el proyecto que rebaja la jornada laboral a 40 horas?
-Creo que el proyecto ha producido un impacto público muy fuerte, precisamente porque el país vive en un estado de mucha recepción de lo que es populismo, ofertas vacías. No niego que podamos llegar a las 40 horas, pero también creo que eso debe hacerse en coherencia a lo que el país pueda responder. Es un tema que se tiene que discutir, pero con mucha seriedad para ver de qué manera la economía puede responder a eso.
-La gran discusión ha sido en torno a su constitucionalidad, ¿qué cree usted?
-Personalmente creo que el proyecto es inconstitucional, pero respeto la interpretación de quienes piensan lo contrario.
-El constitucionalista Patricio Zapata lo va a defender.
-Claro y lo respeto, pero en mi experiencia de ministro de Hacienda y presidente del Senado varias veces, proyectos muy similares a este han sido declarados inconstitucionales. Y quien fuera ministro del Trabajo de la presidenta Bachelet, Osvaldo Andrade, dice que es inconstitucional.
-¿Por qué es inconstitucional, a su juicio?
-Con un razonamiento muy simple y es porque si los trabajadores van a trabajar cinco horas menos, el Estado, para cumplir algunas de las funciones que tiene que cumplir, tendría que contratar más gente y eso tiene un costo. Entonces, en general, en todo lo que sea servicios se va a requerir aumentar la dotación.
-Si fuera presidente del Senado, ¿qué habría hecho?
-Habría sido complejo, pero tendría que haber resuelto que es inconstitucional.
-¿Y si fuera presidente de la República qué haría?
-Yo utilizaría el veto sustitutivo. Ahora, el gobierno ha planteado su tesis de las 41 horas y la flexibilidad, pero nadie entiende nada. Bueno, que se discuta, pero está metido en una situación bien compleja.
-¿Qué piensa del proyecto de 41 horas?
-Todavía no lo entiendo.
-¿Diría que al presentar el gobierno su proyecto le abrió la puerta a la DC para apoyar el de 40 horas?
-Le abrió el espacio incluso a sus propios partidarios, donde algunos parlamentarios se declararon disponibles para aprobarlo, no nos olvidemos que después se retractaron. Efectivamente, al plantear las 41 horas, el gobierno abrió espacios para que hubiera más partidarios de las 40 horas y, dentro de ellos, a la DC.
"El problema es que el presidente Piñera comete muchos errores"
-¿Cómo lo ha hecho el gobierno en la tramitación de sus reformas estructurales?
-Mal, porque ha tirado tantas cosas a la discusión que, al final, está confundiendo al país. Además, con un Presidente que se mete en todo y no delega a sus ministros...Entonces, el problema es que el presidente Piñera comete muchos errores, opina de todo en primera línea y, la verdad de las cosas, eso perturba.
-En el oficialismo dicen que aprendió de su primera administración, ¿comparte esa mirada?
-No, yo creo todo lo contrario, creo que ha profundizado ese error. Y ese es el resultado de todo lo que está pasando. La reforma tributaria está inserta en esta situación y tenemos un tema bien delicado, porque estamos en septiembre y ya viene la exposición de la Hacienda Pública; hay que entrar a discutir la Ley de Presupuestos; vamos a tener la reforma de pensiones; vamos a tener la reforma tributaria; vamos a tener acusación constitucional en discusión; vamos a tener los temas laborales y las leyes de 40 y 41 horas, entonces me lo imagino como esos malabaristas en el circo y por eso creo que el país está confuso, porque nadie sabe hacia dónde caminamos.
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