Desde diciembre de 2012 Chile tiene una clasificación de riesgo AA-, que es una de las mejores clasificaciones del mundo. De los 123 países clasificados por Standard and Poor’s, estamos en el lugar 23. Tenemos la misma clasificación de riesgo que China y Japón, y superamos a casi todos los países emergentes, incluidos todos los latinoamericanos.
Esta muy buena clasificación de riesgo, obtenida después de 20 años de buenas políticas económicas, ha permitido que el gobierno y las empresas chilenas puedan endeudarse fácilmente en los mercados internacionales a tasas de interés excepcionalmente bajas.
En efecto, la última emisión de bonos por US$ 1.500 millones a diez años y treinta años plazo del gobierno de Chile se hizo a una tasa de interés de 2,3% y 3,7% anual, respectivamente. En agosto de 2013 Codelco emitió US$ 750 millones en bonos a diez años plazo a una tasa de interés de 4,5% anual; Entel acaba de realizar una colocación por US$ 800 millones a doce años plazo a una tasa de interés de 4,8% anual.
El gobierno de Chile se endeuda actualmente a una tasa de interés que es menos de 1% anual más alta que la tasa de interés de la deuda del gobierno de Estados Unidos, considerada (al menos por el momento) la más segura del mundo.
Además de la facilidad para emitir grandes cantidades de deuda a bajas tasas de interés en los mercados internacionales, la buena clasificación de riesgo atrae capitales al país a través de inversión, tanto directa como a través de la compra de acciones que emiten empresas chilenas.
La próxima revisión de la clasificación de riesgo país no debe estar lejana. En ella, los clasificadores se encontrarán con un país bastante distinto que el que analizaron en 2012. En efecto, en ese año la economía crecía a una tasa de 5,4%, el ahorro interno era de 21,5% del PIB, la inversión 25% del PIB, el déficit en cuenta corriente (exceso de gasto de la economía) 3,5% del PIB, y el fisco tenía un superávit de 0,6% del PIB. Actualmente en cambio, la economía crece a una tasa de 2,5%, el ahorro interno ha caído a 20% del PIB, la inversión ha caído a 23% del PIB, el déficit en cuenta corriente cayó sólo levemente a 3% del PIB, y el Fisco, en lugar de superávit, tendrá un déficit de 2% del PIB.
Las perspectivas para el futuro se ven inciertas. El país tiene importantes déficits de energía e infraestructura, se está aumentando en forma importante la carga tributaria a las empresas, se eliminará el DL 600, desprotegiendo a la inversión extranjera, y hay propuestas para encarecer y rigidizar el mercado del trabajo. Todo esto tiende a reducir el ahorro, la inversión y el crecimiento potencial de la economía, ya que las empresas se encontrarán con más costos, más riesgos y más impuestos.
La deuda externa chilena actualmente alcanza los US$ 133.000 millones, equivalente a alrededor del 50% del PIB. Las amortizaciones anuales promedio de la deuda de largo plazo alcanzan unos US$ 19.000 millones.
Si a esto le sumamos la deuda de corto plazo, de US$ 18.000 millones, y los alrededor de US$ 8.000 millones de déficit en cuenta corriente (3% del PIB), llegamos a que el país necesita refinanciar en el exterior todos los años unos US$ 45.000 millones para mantener en equilibrio la economía.
Para que esta tarea no se haga más difícil, y más cara, es importante volver a generar las condiciones de ahorro, inversión y crecimiento que han llevado a nuestro país a tener una muy buena clasificación de riesgo, y a ser un atractivo destino para la inversión extranjera.