Por G. Cerda / C. Torres
“Chile está desarrollando un plan de contingencia para afrontar problemas de liquidez si es que la economía global se deteriora más de los estimado”. Así lo reiteró ayer el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, durante su visita a Washington. No obstante, aún no se tiene certeza de que medidas concretas tendrá el tan anunciado plan. El propio secretario de Estado, se ha esforzado en explicar que las medidas sólo se conocerán cuando el gobierno decida dar el vamos a la implementación.
Para el economista jefe de BanChile Inversiones, Rodrigo Aravena, el hecho que el gobierno esté evaluando este plan no es algo nuevo, ya que, a su juicio, esto es algo que está presente todo el tiempo porque es parte de un esquema de política contracíclica que tiene que asumir el Ejecutivo. “Las medidas específicas que debe adoptar el gobierno van estar en función de cuanto se transmite el escenario de Europa a la economía chilena. Si tenemos un ciclo recesivo, donde exista una caída importante en el dólar, el golpe va a ser mucho más fuerte para el sector exportador que el que se vea sobre la demanda interna”, sostiene Aravena.
Detener el plan de compra
De hecho, el economista plantea que de apreciarse demasiado el tipo de cambio, el Banco Central debería detener el plan de compra de divisas dado el impacto en la valoración del dólar que incluso podría derivar en una falta de liquidez en el mercado. “Si vemos que el dólar se aprecia, el Banco Central debería detenerla intervención cambiaria, y de hecho si se agudiza la escasez de dólares el banco debiese comenzar a inyectar liquidez con la operación a la inversa”, explica.
El experto advierte que bajo este escenario se deben adoptar medidas focalizadas, principalmente en los quintiles de menores ingresos. También se debe apuntar a sectores que puedan verse afectados a través de facilidades tributarias y subsidios.
Una visión similar tiene el economista jefe de Celfin Capital, Mario Arend, quien plantea que resulta importante “identificar que cualquier medida que se tome frente a una potencial crisis externa, sea realizada en forma oportuna y enérgica”.
Aumento de incentivos transitorios
Arend plantea que para hacer frente a una potencial caída del ingreso nacional, se debe considerar impulsar el carácter contracíclico a la regla fiscal, tal como propuso el Comité Asesor de Política Fiscal de Balance Estructural.
Además, propone aumentar incentivos transitorios para que empresas no postergen proyectos de inversión, como, por ejemplo, el beneficio tributario para inversiones en activos fijos. “Esta herramienta de política económica ha demostrado ser efectiva como estímulo a la inversión por abaratar el costo de la misma. Al ser una medida transitoria, incentiva que las inversiones se realicen en el corto plazo”, explica.
De igual forma, coincide en que resulta necesario impulsar la depreciación acelerada para las empresas y fomentar subsidios al empleo. En la misma línea propone rebajar permanentemente el impuesto de timbres y estampillas, para reducir el costo del financiamiento y aumentar la competencia de los bancos, por último plantea licitar recursos del Fisco para depósitos en el sistema bancario.
Mitigar las consecuencias
Para el economista y socio de Gemines, Alejandro Fernández, todas las medidas que se estudien debiesen apuntar a “mitigar las consecuencias de una desaceleración internacional”.
Según plantea existen dos líneas principales que debe contener un eventual plan de contigencia. El primero, es aumentar los planes de empleos de emergencia. “Los subsidios directos se han dado algunas veces, como el bono marzo”, ejemplifica. Lo segundo tiene relación con “una reactivación de los planes de obras públicas, como factor compensador de la demanda y el empleo”.
Financiamiento del plan
Cómo explica Aravena, si se impacta fuertemente el tipo de cambio el financiamiento del plan debería considerar recursos del Fondo de Estabilización Económico (FEES) y la emisión de la deuda local.