La dirección de Repsol ha tomado la iniciativa en la
redefinición de la estructura de capital de la compañía, a raíz de la decisión
de Sacyr de vender el 20% que tiene en la petrolera.
La carrera de las negociaciones también se ha abierto la
puerta a fondos árabes soberanos, considerados como inversores más estables y
cómodos.
En las últimas semanas, la puesta en el mercado del 20% de
Repsol que tiene Sacyr (que con esta venta trata de recomponer su delicada
situación financiera) dio pie a todo tipo de quinielas corporativas. En la pelea
por ese paquete han entrado los grupos europeos Total y ENI, que no han
confirmado sus intenciones.
La alarma se produjo la semana pasada, cuando también de dio
a conocer, por parte de las autoridades de Rusia, el interés del grupo estatal
de de aquel país Gazprom de entrar en Repsol.
Una hipotética operación sobre Repsol por parte de Gazprom,
recibió inmediatamente el rechazo político desde Madrid y Bruselas, por la
condición de monpolio estatal de este grupo, y por la tensión existente entre
la UE y el Kremlin en materia energética.
Ayer, se confirmó que Lukoil, otra empresa rusa, pero
privada, también está negociando la entrada en Repsol con la compra del paquete
de Sacyr y otras participaciones, entre ellas las de Criteria, con lo que
alcanzaría el 30%. Aunque Lukoil sea privada, no deja de generar recelos
políticos, por la condición estratégica de Repsol, que controla un tercio de la
red de gasolineras en España y más de la mitad de la capacidad de refino de
productos petrolíferos del país.