Durante el fin de semana, las autoridades europeas buscaron bajar el telón a este acto de la crisis financiera, confiando en que el descanso antes del nuevo llamado a escena durará hasta septiembre.
El drama alcanzó un clímax el jueves, cuando el Banco Central aceptó comprar bonos de gobiernos con la condición de que recurran al fondo de rescate. Al día siguiente, el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, admitió por primera vez la posibilidad de que su país solicite ayuda, dejando así lista la trama para el siguiente pasaje.
Ayer, el ministro de Economía español, Luis de Guindos, explicó en una entrevista con un medio local, que ahora hay que esperar hasta conocer los detalles de cómo pretende intervenir la autoridad monetaria de la zona euro, y que el país tiene tiempo para preparar una respuesta. “Tenemos tiempo, el Tesoro está financiándose relativamente bien en el mercado, dadas las circunstancias”, señaló. “Veremos los detalles y luego estableceremos un calendario preciso”.
Para fines de mes, también, De Guindos espera informar cómo operará el “banco malo”, como se denomina a la entidad financiera que heredará los activos tóxicos descargados de la banca nacional.
Y Bruselas parece tener la misma intención que el secretario de Estado español. Una fuente de la Comisión Europea adelantó a la agencia EFE que no está planeado convocar a reuniones del eurogrupo durante agosto. La pausa se debe, en parte, a que los parlamentos de los distintos gobiernos europeos se encuentran en receso durante ese mes, y se requiere su votación para activar el fondo de rescate.
¿Rescate light?
Pero el receso obedece también a que todavía existen algunos puntos por definir sobre cómo se aplicarán las compras de bonos del banco central y en qué condiciones recibiría España la ayuda. Las autoridades en Madrid probablemente tienen la mira puesta en lo que se ha definido como un rescate “ligth”. Es decir, recurrir al fondo de rescate pero sin aceptar condiciones más duras.
En su última declaración, De Guindos aseguró que aunque España pida el rescate no habrá nuevos ajustes fiscales.
Sin embargo, tal como se ha visto ya en esta crisis, el escenario puede ser muy volátil y un mes es un período muy prolongado para un caso que ha tenido giros drásticos en cosa de días.
La certeza de las autoridades españolas de que no se les impondrán condiciones más duras aún puede demostrar ser prematura. No se deben subestimar las tensiones políticas dentro del bloque, por ejemplo, con Alemania, que podría tener una posición más estricta. E incluso dentro de la propia España, De Guindos aún enfrenta un complicado cuadro fiscal con las regiones autonómicas.
Por último, aunque los indicadores de riesgo han cedido de regreso a niveles más tolerables, tampoco se puede dar por sentado el veredicto de los mercados.
La Troika sale optimista de Grecia
Los representantes de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, conocidos como “la troika”, concluyeron ayer su visita de inspección a Atenas iniciada a fines de julio. Se retiraron en medio de señales de optimismo, tras haber alcanzado avances en sus conversaciones sobre un nuevo plan de ahorro por 11.500 millones de euros que exigen como condición para seguir financiando a Grecia.
“Las conversaciones han ido bien, hemos hecho buenos progresos”, afirmó el representante del FMI y jefe de la troika, Poul Thomsen.
Ahora, el gobierno griego debe decidir de dónde sacará los recortes y para eso el primer ministro, Andonis Samarás, se reunirá hoy con los líderes de los partidos políticos que apoyan al gobierno. Aunque no se conocían ayer detalles, diversas filtraciones hablan de un aumento en la edad de jubilación, nuevos recortes de pensiones y reducción de salarios públicos.