Leonardo Ruiz Pereira
El rápido crecimiento de los mercados emergentes provocará un cambio sísmico en la economía global, que a mediados de este siglo estará dominada por China. Eso es lo que describe el reporte del banco HSBC titulado El mundo en 2050, que plantea que 19 de las 30 economías que dominarán la escena global en 40 años, hoy son mercados emergentes.
Con la rápida expansión de esta parte del planeta la producción mundial se triplicará. En promedio, el ritmo de crecimiento mundial anual se acelerará a 3%, comparado con una tasa de sólo 2% en la primera década del siglo 21. Y las economías ahora llamadas emergentes contribuirán dos veces más que el mundo desarrollado a este progreso.
Los cálculos del banco combinan tanto las perspectivas del PIB per cápita como el panorama demográfico de cada país, tomando como factores determinantes del desarrollo, el capital humano, el nivel inicial de ingreso per cápita y las políticas económicas, pero excluyendo los recursos naturales.
El estudio, que ubica a China e India en el primer y tercer lugar respectivamente, muestra cómo un grupo de países emergentes trepará a las 30 primeras posiciones a nivel global, entre los que destacan México, Turquía, Indonesia, Egipto, Malasia y Tailandia. En Latinoamérica, Colombia surge como el gran ganador, trepando trece posiciones para ubicarse como la economía número 26 del planeta. Aunque Brasil y Argentina tendrían un lugar asegurado entre estos líderes por su gran tamaño, la economía trasandina en realidad retrocedería dos puestos y Brasil escalaría apenas dos posiciones.
En el caso de EE.UU. y Reino Unido, factores demográficos les permitirían mantener altas posiciones. Los mayores perdedores serían las naciones ricas, pero con poca y vieja población, como las economías europeas.
Consecuencias políticas
El nuevo orden mundial puede tener implicancias en la capacidad de los países para influir en la agenda política. Europa ya ha sido forzada a ceder dos asientos en el directorio ejecutivo del Fondo Monetario Internacional a algunas economías emergentes. Esto suma toda una nueva dimensión a la actual crisis del euro y le da un fuerte estímulo a los países del bloque para pulir sus actuales diferencias, permaneciendo unidos.
En 2050, el cambio radical en la economía mundial recién habrá comenzado dice el reporte. La disponibilidad energética no será necesariamente un obstáculo a este desarrollo global, siempre que se invierta en eficiencia y alternativas de bajas emisiones de carbono. La demanda de alimentos puede ser un desafío mayor, pero las mejoras en rendimiento y dietas podrían llenar el vacío.
La autora del informe y economista global senior de HSBC, Karen Ward, dijo a DF que no estudiaron específicamente a Chile, pero que tienen buenas razones para estar optimistas respecto de Latinoamérica en general, particularmente debido a su demografía y menores limitaciones de una población que envejece en muchas otras regiones.