El transporte de pasajeros entre países
de la Unión Europea quedará oficialmente abierto a la competencia a
partir de mañana, aunque ésta se encontrará con dificultades debido
a la posición dominante que ostentan compañías como Renfe o la SNCF
en países como España y Francia.
Así, se generaliza para los Veintisiete el derecho a ofrecer un
servicio ferroviario de pasajeros fuera de sus fronteras, lo que
hasta ahora sólo existía en virtud de acuerdos puntuales.
En términos logísticos, la nueva normativa significa que todas
las empresas ferroviarias de la UE tendrán derecho a utilizar las
infraestructuras de otros estados miembros para efectuar rutas
internacionales, lo que, según la Comisión Europea (CE), supone
"nuevas perspectivas" empresariales y de empleo.
Los requisitos para transportar pasajeros fuera de las fronteras
nacionales serán poseer una licencia ferroviaria y contar con
certificados de seguridad para operar en los distintos Estados
miembros.
"Se trata de una nueva etapa en la realización de un espacio
integrado del transporte ferroviario que beneficiará tanto a las
empresas como a los pasajeros", declaró el vicepresidente de la CE y
responsable de Transportes, Antonio Tajani, en una nota fechada ayer
por el Ejecutivo Comunitario.
Sin embargo, fuentes comunitarias han reconocido a la prensa que
el proceso será "progresivo" debido que, hasta ahora, son pocas las
compañías que han hecho solicitudes de acceso a las infraestructuras
de otro país.