Cifras muestran que Tasa Máxima sube en épocas de crisis y también de auge económico
Los dos cambios en su cálculo, los efectos tras 30 años desde su creación y su impacto en los créditos a sectores de menores recursos.
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por m. villena y p. gallardo
El desempleo baja, la economía crece y con ello el consumo y la inversión. Escenario ideal en el que las tasas para el segmento de consumo debieran bajar en la medida que lo hace el riesgo. Sin embargo, en los últimos años esta no parece una relación tan clara.
Y es que las curvas de la Tasa Máxima Convencional - creada por la ley de 18.010 de 1980, que la estableció como un tope máximo que se puede cobrar a los clientes y que se calcula sobre el promedio de la tasa de interés corriente más un 50%- no siempre han mostrado una relación directa entre períodos de crecimiento y contracción económica, y por tanto con la baja en el riesgo.
Así entre 2004 y 2006, en tiempos de expansión de la economía local cuando las colocaciones de consumo avanzaban a tasas de más de 20%, la TMC bordeaba el 46%. Po el contrario, entre 1994 y 1997 ésta se mantuvo muy por debajo del 40%, llegando en 1996 al 32,58%. Más de 10 puntos porcentuales de diferencia para ciclos relativamante similares, (pero con disímiles niveles de expansión del PIB.)
Condiciones críticas
La TMC llegó a cerca de 50% en el período que va de 1998 al 2000, en plena crisis asiática y además donde las colocaciones de consumo cayeron en hasta 7%.
Desde la banca han argumentado históricamente que parte de la explicación a esos movimientos se debe a que en los ciclos negativos las condiciones crediticias se agudizan, subiendo las tasas; y que en los ciclos positivos se otorgan préstamos a segmentos más riesgosos, lo que también se refleja en el alza.
Hoy en día, en un período de expansión económica, la TMC está en 50,46%. En 2009 las colocaciones de consumo crecieron en 9,2%, y la banca en total lo hizo en 5,2%.
Expansión y argumentos
La TMC ha sufrido dos cambios desde su implementación en 1981. El primero se realizó en 1986, cuando se dividió en operaciones de menos de 90 días y de más de ese lapso.
Un segundo cambió lo vivió en 1998, cuando a petición de la banca se segmentó por tramos de deuda.
En aquella época el principal argumento de los bancos fue que esta subdivisión permitiría establecer topes distintos para cada usuario de crédito, con lo que los préstamos de consumo quedaron diferenciados de los de empresas.
Según la banca, tal cual lo afirman ahora, subir la TMC permitiría profundizar la bancarización de los sectores más riesgoso.
Contrario a ello, en el retail han señalado que las casas comerciales, a pesar del tope en el cobro de intereses, han podido otorgar créditos al segmento C3 y D, por lo que no ven necesaria una modificación.
En todo caso, y más allá del crecimiento de la cartera de consumo, las colocaciones a este segmento se ha mantenido relativamente estable en la última década. Así, en 1997 los créditos de consumo representaban el 10% de las colocaciones del sistema y para 2005 se había llegado a penas al 13%. A junio de este año, bordea el 13,28%.