Cartas

El desafío de tener un mercado laboral estancado

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Señora Directora:

La tasa de desempleo del trimestre móvil terminado en diciembre se ubicó en 7,9%. Esta cifra no es muy distinta a lo observado en el año 2022 como un todo (promedio de 7,8%), y es igual a la del trimestre móvil anterior. Además, la última medición registró una creación de 82 mil empleos, la mitad siendo asalariado privado.

Hasta aquí las cifras no parecen sonar tan mal, sin embargo, al realizar algunas precisiones se observa mejor la situación. En primer lugar, hay un aspecto estacional favorable en las recientes cifras, por lo que, si se corrige este hecho, la creación de empleos cae a la cuarta parte, alcanzando poco más de 20 mil nuevos puestos en el último trimestre móvil, lo que prácticamente solo revierte la caída del trimestre móvil anterior.

Otro aspecto a considerar es que el nivel de empleo –sacando la estacionalidad– se estancó durante el último semestre del año pasado, es decir, no hay más personas ocupadas que las que se tenían a mediados de año. Un tercer elemento es que el nivel de ocupación está muy por debajo de lo que debiese estar observándose si las tasas de crecimiento del empleo históricas se hubiesen mantenido durante los últimos años.

En otras palabras, después de tres años, el nivel de empleo se ubica más de cien mil puestos de trabajo por debajo del que se tenía a fines de 2019, y cerca de 600 mil puestos bajo lo que deberíamos tener.

Lo anterior es el resultado de la situación económica por la que se ha llevado al país el último tiempo, lleno de incertidumbres dañinas para la inversión, reformas muy disruptivas y, aunque se diga otra cosa, una postura ideológica antiempresarial. El pato lo pagamos todos, pero les afecta más a los sectores más vulnerables, los mismos a quienes se les hicieron enfáticas promesas de mejoras.

Félix Berríos Theoduloz

Economista

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