Carolina Dell´Oro

Día de la Mujer

Por: Carolina Dell´Oro | Publicado: Martes 11 de marzo de 2014 a las 05:00 hrs.
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La semana pasada fui invitada a exponer en la celebración del Día de la Mujer en una empresa minera. Mi primer pensamiento fue de sorpresa, porque recordé que hace no mucho tiempo la entrada de una mujer a una mina era un peligro. No nos olvidemos que se decía que “la mina se ponía celosa con otra mujer” y su despecho era producir un accidente.

Las cosas han cambiado. Generalmente, cuando analizamos este tema y pensamos en el camino que ha tomado el mundo, pensamos en grandes situaciones macro: políticas, económicas, sociales. Y quizás no estamos tan conscientes de cómo estos cambios han ido penetrando las costumbres, los modos de trabajar, los modos de relacionarnos, nuestro modo de vivir.

Qué mayor cambio que una empresa minera haya roto paradigmas que parecían imposibles y que hoy tenga como desafío tener al menos un 20% de mujeres en su dotación. Pero no ya sólo en puestos administrativos, sino en la operación misma y en cargos de liderazgo.

Este cambio puede leerse desde dos perspectivas: como una reivindicación de los derechos de la mujer, que es importante y un acto de justicia. O, más bien, como un reconocimiento al aporte femenino en las organizaciones, para enriquecer el modo de trabajar, de relacionarse; ambas son dinámicas que tienen una directa relación con lo que el mundo hoy exige para que las instituciones puedan ser realmente sustentables.

Hoy en día ya no basta con dominar, mandar, delegar y resolver problemas porque éstos son cada vez más complejos y globales; sino que se ha hecho indispensable construir culturas que promuevan el apoyo, reconocimiento a todos los niveles y entre los mismos, trabajo en equipo, creación de redes, formación profunda de las personas, y la habilidad de poder inspirar a los otros.

Este sello tradicionalmente reconocido como femenino, hoy unido a las capacidades profesionales y técnicas de las mujeres, constituye un aporte significativo en todos los ámbitos de la empresa. Más aún, creo que mostrar lo femenino como disociado del aporte profesional y técnico, sería caer en una falacia peligrosa no sólo para las mujeres, sino para el desarrollo del país.

Por esto el desafío de las mujeres no es sólo adaptarse a entornos laborales masculinos, sino que es protagonizar el desafío laboral desde lo más propio de cada una, que más allá de ser mujer, tiene características singulares, capacidades intelectuales, emocionales y creativas. Pero ser protagonistas no es algo que se da espontáneamente, requiere trabajo y una estrategia.

Para lograr ese protagonismo es indispensable primero conocernos, identificar nuestras particularidades, nuestras fortalezas y debilidades. Luego, valorarnos, lo que requiere tener una mirada positiva de la vida, lo que nos permite abordar el día a día, las responsabilidades, los dolores y las cosas buenas, con esperanza, agradecimiento y mucha paz, porque nos sabemos capaces de grandes cosas. Y, por último, salir a los otros, porque como reconozco mis debilidades y fortalezas, estoy abierta a generar redes, a colaborar, porque los otros no son una amenaza, sino que una oportunidad, que me ayuda a completarme.

Por eso, pienso que tenemos el gran desafío de alcanzar una incorporación no sólo cuantitativa de la mujer al mundo laboral, sino cualitativa.

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