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Columnistas

¿Cíclico o estructural?

Matías Madrid

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 27 de agosto de 2014 a las 05:00 hrs.

Matías Madrid

La economía local ha entrado en un profundo proceso de desaceleración iniciado en el segundo semestre de 2013. El fin del ciclo minero ha afectado la inversión, pero la contracción de este componente de la demanda interna y la reciente desaceleración del consumo privado ha sorprendido por su magnitud.

El negativo impacto de la discusión de la reforma tributaria ha sido ampliamente reconocido, sobre todo luego del acuerdo que al menos fijó el alcance de esta propuesta, si bien quedan puntos relevantes por discutir. En este contexto, la economía se aproxima a crecer entre 2,0% y 2,5% en 2014 generando definitivamente mayores holguras de capacidad. En respuesta a lo anterior el Banco Central de Chile ha impulsado una política monetaria expansiva que probablemente llevará la Tasa de Política Monetaria (TPM) a 3% a fin de año.

La magnitud de este impulso monetario tiene relación con el tipo de desaceleración económica. En este sentido, el Banco Central podría eventualmente ser más agresivo si la desaceleración corresponde a un escenario más bien cíclico que estructural. De esta forma, el aumento de las holguras de capacidad provocado por un menor crecimiento efectivo respecto al potencial, genera una disminución de la inflación y da espacio al Banco Central para bajar la tasa de interés. Sin embargo, si la desaceleración tiene componentes estructurales, es decir, una disminución del crecimiento potencial, el margen de maniobra para la autoridad monetaria se ve restringido ya que el menor crecimiento efectivo no genera mayores holguras y la inflación no disminuye, aunque la tasa neutral debería ser menor.

La discusión anterior no es simple porque el PIB potencial no es observable. Desde un punto de vista de mercado, al menos es posible conocer lo que nos dicen los datos. Las tasas de interés han alcanzado mínimos históricos, bastante lejos de lo observado en la crisis internacional de hace algunos años. Sin embargo, lo más interesante dice relación con las expectativas de estas tasas para algunos años más, las cuáles se ubican también en niveles históricamente bajos. Esto refleja que las perspectivas respecto al futuro de la economía no son positivas. Si bien esta evolución de las tasas de interés puede ser común en la parte baja del ciclo económico su magnitud llama la atención. Sin embargo existe otro punto interesante. A diferencia de lo observado en 2009, las expectativas de inflación han experimentado un ajuste a la baja de una magnitud muy menor y a mediano plazo se han mantenido absolutamente ancladas al 3%.

La mala noticia es que conceptualmente existen razones para justificar un cambio estructural. Se ha generado un conjunto de reformas que pueden ser bien intencionadas pero que pueden provocar un daño de largo plazo a la economía, haciendo muy difícil alcanzar nuevamente un crecimiento de 5%. Evidentemente es necesario solucionar la desigualdad y el descontento social que amenaza el futuro de Chile, pero en el camino, que aún es posible de enmendar, nos podemos convertir en el siguiente capítulo de libro que explica las razones del fracaso de las naciones.

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