La educación en tiempos complejos
La regla de cálculo fue reemplazada por la calculadora y la máquina de escribir por la computadora, el fax eliminó al télex, el sextante fue reemplazado por el GPS, el que se integró a una batería de aplicaciones inalámbricas de alta precisión, finalmente, las cartas manuscritas fueron reemplazadas por el mail y las redes sociales.
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La regla de cálculo fue reemplazada por la calculadora y la máquina de escribir por la computadora, el fax eliminó al télex, el sextante fue reemplazado por el GPS, el que se integró a una batería de aplicaciones inalámbricas de alta precisión, finalmente, las cartas manuscritas fueron reemplazadas por el mail y las redes sociales.
Internet fusionó a la tecnología de la información con el conocimiento en forma instantánea, gratis y globalizada. Las comunicaciones le han dado otro sentido al mundo y han sincronizado a las sociedades para ecualizar el libre acceso, permitiéndole a las personas conectarse en forma rápida y eficiente. Esta evolucion acelerada ha ocurrido en las últimas décadas, transformado nuestra sociedad.
Los países desarrollados crecerán más lentamente, ya que alcanzaron un nivel de bienestar de gran altura. El resto del mundo estalla en revoluciones para lograr ese nivel de desarrollo. Lo que aparenta ser un foco de activismo social para mejorar la educación, la salud y la previsión, a veces pueden tener una segunda lectura. En los países desarrollados, las fundaciones y la ley de donaciones permiten la creación de centros de investigación público y privado que contribuyen a incorporar a los recién egresados al mercado laboral, pues antes deben trabajar en esos establecimientos y así descomprimir la oferta del empleo, manteniendo niveles de ocupación estables. Estos modelos son admirables de copiar.
La educación en Chile pasa por una profunda transformación, desde enseñarle a los profesores a enseñar, bajo esta nueva dinámica que vivimos en el mundo real y virtual en forma simultánea, con tres mil millones de personas que están interconectadas en línea en las redes sociales y el celular. También debemos estar preparados para la entrada de 50 mil millones de máquinas que estarán conectadas entre sí vía bluetooth, wifi, internet y otros medios en los próximos cinco años. El refrigerador estará comunicado con la aspiradora, con el televisor, la cafetera con el horno y así nuevamente todo en línea incluyendo el automóvil. Sincronizaremos nuestras vidas a máquinas. Lo que creíamos como robots, antes imaginándolos como hombres mecánicos, ya existen y conviven con nosotros de otra forma. Basta ver como toda nuestras vidas las manejamos desde un celular o tableta inalámbrica. Esto traerá progreso, grandes economías de escala y, por sobretodo, un cambio radical en nuestra sociedad y en nuestra educación.
Por eso, las protestas actuales no responden a la acción tradicional para convocarlas o contenerlas. No se trata de arreglos de parche, sino de fondo, revisando la estructura misma. No se trata de lucro o no, sino de cambiar radicalmente la educación, colocándola en el nivel actual que medirá en adelante lo desactualizado que nuestros ciudadanos están frente al mundo. Más aún, el avance vertiginoso de las comunicaciones nos obliga a mantener actualizadas todas las versiones y sistemas disponibles.
El adaptar y transformar nuestro sistema de educación a la realidad actual es necesario ahora, y mientras más demoremos, más difícil será dar el gran salto en esta materia. Hay que modernizar las salas de estudio, las bibliotecas, los textos, el equipamiento electrónico, los profesores, los alumnos y por sobretodo el espíritu real de una comunidad que quiere aprender de verdad.
Actualizar todo lo dicho nos permitirá la consolidación del sistema chileno de educación y éste quedará reflejado en los futuros profesionales que ingresen al mercado laboral y no por aquellos impuestos por las instituciones educacionales, sino por aquellas que necesita el empleador quien es, en definitiva, el que representa la demanda real de empleo. Hay que re educar a los profesores, evaluarlos sistemáticamente, como se hace con los alumnos. También hay que generarles contenido digital práctico y acorde con los nuevos tiempos, abriendo a los estudiantes un espacio a la tecnología, la investigación, el desarrollo, así como fortalecer el emprendimiento.