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La palabra la tienen las organizaciones sin fines de lucro

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No cabe duda que en la actualidad la transparencia no sólo debe ser promovida al interior de las instituciones y organismos públicos. Frente a una ciudadanía mucho más empoderada y demandante de información, las instituciones privadas deben asumir este desafío para no perder legitimidad ni confianza pública.

Una de las instituciones privadas que juega un rol central en las sociedades democráticas modernas son las organizaciones de la sociedad civil sin fines de lucro u organizaciones no gubernamentales, más conocidas como ONG. En efecto, ellas representan y canalizan distintos intereses de la sociedad civil y complementan las acciones de los sectores gubernamentales, desarrollando en ocasiones funciones de carácter público, suministrando y ejecutando una amplia gama de intervenciones sociales que afectan la calidad de vida de los sectores y comunidades que representan. Este sector genera una gran oferta de trabajo tanto remunerado como voluntario y su financiamiento proviene de distintas fuentes: privadas, públicas, nacionales e internacionales.

Si bien, estas organizaciones no están obligadas por ley a cumplir con los criterios de transparencia y acceso a información como se le exige a las instituciones públicas, sí rinden cuenta cuando reciben aportes estatales. Una rendición que debiese ser estandarizada y que no dependa de las instituciones que otorgan dichos recursos -como existe en la actualidad- es un desafío que debe afrontarse a la brevedad. Bajo este contexto, las organizaciones sin fines de lucro deben dar pasos hacia una mayor autorregulación e incorporar prácticas encaminadas a elevar sus estándares de transparencia, así como, también incorporar prácticas de gobiernos corporativos en sus directorios y organismos que las dirigen. Conocer la información básica de una organización tal como los miembros del directorio, misión, visión, presupuesto y el origen y destino de sus recursos; no sólo ayudan a mejorar su gestión interna, sino que también a fortalecer los vínculos y la confianza con sus distintos grupos de interés.

En el contexto mundial, existen distintos ejemplos de la manera como las organizaciones sin fines de lucro adoptan voluntariamente políticas de transparencia y rendición de cuentas. Por ejemplo, “Ensuring Nonprofit Integrity Initiative”, una asociación de organizaciones sin fines de lucro de California, lanzó en 2006 una propuesta basada en principios de la Ley Sarbanes-Oxley que busca que las ONG voluntariamente adopten una política sobre conflictos de intereses, conservación de documentos, política de protección al denunciante y el establecimiento de un comité de auditoría, entre otras exigencias. A nivel latinoamericano resalta la iniciativa Rendir Cuentas que consiste en un conjunto de organizaciones de la sociedad civil de América Latina y el Caribe que han unido fuerzas para promover la transparencia y rendición de cuentas. Como objetivo pretende instaurar prácticas sistemáticas de autorregulación, a través del aprendizaje mutuo, de la transferencia y adopción de estándares voluntarios y comunes de transparencia.

A nivel nacional también existen experiencias exitosas al respecto, Transparentemos es un claro ejemplo de ello. Esta iniciativa tiene por objetivo apoyar a las organizaciones para que incorporen los principios de transparencia activa y rendición de cuentas. Gran parte de los estándares incorporados por dicha iniciativa fueron propuestos por Chile Transparente. En la actualidad Chile Transparente, Transparentemos (donde se agrupan diversas redes de organizaciones de la sociedad civil) e instituciones del Estado están sentados en una mesa técnica para seguir avanzando en esta materia.

Nos encontramos frente a un desafío y oportunidad única para que las ONG asuman y consoliden procesos que aseguren su propia credibilidad y legitimidad en la sociedad chilena actual. La confianza pública en las ONG y, en definitiva, su credibilidad y capacidad de representar a los ciudadanos e intereses que representan de una manera confiable y que sea reconocida por todos depende, en gran medida, de su transparencia interna y externa lo que les permitirá rendir cuenta ante la sociedad y frente a quienes los apoyan y financian. En este sentido, la transparencia más que un valor se transforma en un beneficio para quienes adoptan los criterios básicos de transparencia y rendición de cuentas.

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