El 2015 ha sido difícil para los inversionistas. Comenzamos el año con la crisis de Grecia y su casi salida de la zona euro, después continuamos con la desaceleración de China, la devaluación del yuan y el reventón de su burbuja bursátil. Las monedas emergentes han seguido depreciándose y los commodities se han desplomado a niveles impensados. Por último, la Fed inició su ciclo alcista luego de casi una década con tasas de interés en cero. Todo lo anterior no ha sido un buen cóctel para esperar las mejores rentabilidades.
En el plano local, las noticias tampoco han sido muy alentadoras. La economía sigue estancada a un ritmo de crecimiento del 2%, la inflación aún presenta signos de no aflojar y el peso ha continuado depreciándose de la mano de la caída del cobre. Con todo esto, nuestra bolsa se encamina a tener retornos marginalmente negativos. Un buen refugio para obtener retornos positivos, pero moderados, ha sido la renta fija local, especialmente el segmento de bonos corporativos de buena clasificación.
Para el 2016 no se ven grandes cambios respecto a las tendencias vistas durante 2015. En lo macro, continuará la divergencia en políticas monetarias. Estados Unidos seguirá con su proceso gradual de alza de tasas de interés, mientras Europa, Japón y China probablemente profundizarán sus impulsos monetarios para estimular sus economías. Esto debería acarrear un dólar que continúe apreciándose a nivel global. China mantendrá su proceso de ajuste con un crecimiento más moderado, con lo cual los commodities aún sufrirán los efectos de una oferta que aumentó mucho durante los años de boom. En este contexto, las acciones globales se presentan más atractivas que la renta fija. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las valorizaciones en las economías desarrolladas se encuentran en niveles altos, lo que está asociado a un mundo de tasas de interés todavía muy bajas. Por el contrario, las acciones chilenas se sitúan en valorizaciones bajo su promedio histórico.
En esta época, en la que abundan predicciones para el año venidero, es recomendable considerar dos aspectos a la hora de preparar sus inversiones. Primero, reconocer nuestra limitada capacidad de predecir los eventos futuros, que por definición son impredecibles. Y segundo, recordar el carácter cíclico de las inversiones, que se mueven como un péndulo, por lo que el gran desafío es descifrar la extensión de los ciclos y su dirección. Ante esto, la recomendación es mantener la disciplina, una buena diversificación y visión de largo plazo.