Editorial

Hacia un nuevo proceso constituyente

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El Congreso despachó el proyecto de reforma constitucional que habilita un nuevo proceso constituyente. Es, en principio, una buena noticia para el orden institucional chileno.

El objetivo final es la elaboración de un texto constitucional capaz de convocar a la más amplia mayoría de los votantes y fijar las reglas institucionales que rijan el quehacer político de la república en las próximas décadas. La legitimidad de los partidos políticos y de la democracia representativa dependen en buena medida del éxito de este proceso.

La legitimidad de los partidos políticos y de la democracia representativa dependen en buena medida del éxito de este proceso.

Para llegar a puerto, es importante que los actores del nuevo proceso no cometan los errores del antiguo, pues la Convención Constitucional dejó un amargo recuerdo y sembró escepticismo en partidarios y detractores. Como advirtió Andrés Bello, “si la Constitución está en lucha con las costumbres, con el carácter nacional, será viciosa; si, por el contrario, armoniza con el estado social, será buena”. Dadas las particularidades del proceso aprobado, este riesgo puede adoptar formas nuevas, que deben evitarse a toda costa.

En primer lugar, es importante que tanto la Comisión Experta como el Comité Técnico de Admisibilidad estén compuesto por personas de reconocida experiencia profesional y académica. Como se trata de órganos cuyos miembros no serán elegidos por la vía del sufragio, los parlamentarios deben estar conscientes de que la legitimidad de los órganos dependerá exclusivamente del prestigio de sus integrantes.

Luego, conviene recordar que la elección de los miembros del Consejo Constitucional ocurrirá mientras el Consejo de Expertos realiza su trabajo. En consecuencia, los miembros de éste deben evitar generar animadversión entre los votantes —ya sea mediante propuestas maximalistas o conductas personales inadecuadas— que terminen afectando los resultados de la elección de mayo.

Finalmente, si la designación de los miembros de la Comisión de Expertos y del Comité Técnico de Admisibilidad, así como la elección de los miembros del Consejo Constitucional, obedece a lógicas polarizantes, es probable que se produzcan fricciones entre los órganos. Tal escenario podría generar alienación en los votantes, dificultando el objetivo de aprobar una Constitución capaz de generar una adhesión mayoritaria.

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