Editorial

Progreso de Chile: dos miradas, un enfoque

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n sendas entrevistas publicadas ayer por este diario, no deja de llamar la atención una relativa coincidencia, en algunos puntos complementariedad, en las miradas de dos influyentes economistas que observan el actual escenario desde sensibilidades políticas distintas: José Luis Daza y Oscar Landerretche.

Más que de puntos específicos de acuerdo entre ambos en materias técnicas, se trata de cierta sintonía respecto de los grandes enfoques generales, que podrían sintetizarse, por un lado, en la necesidad de que Chile recupere un "equilibrio virtuoso" y un "modelo de crecimiento" que tuvo en el pasado, pero que ha perdido recientemente en medio de un discurso público crítico de los logros del último cuarto de siglo, y de un clima político innecesariamente polarizado, poco afecto al diálogo y los consensos. Por otro lado, se trata de que el país emprenda reformas estructurales y audaces, tanto en los ámbitos que han estado al centro de la agenda —impuestos, trabajo, pensiones, salud—, pero también otros en que la disposición a innovar y romper esquemas es un requisito, tales como infraestructura, asociatividad público-privada, o capacitación laboral, entre otros.

Lo anterior resulta no sólo llamativo, sino en alguna medida auspicioso, pues indica que desde prismas políticos opuestos puede arribarse a conclusiones que, en lo grueso, comparten elementos esenciales. En particular resalta la forma en que, desde ambas perspectivas —si bien con diferentes énfasis—, se resalta el rol fundamental de los liderazgos políticos y de las instituciones tanto para salir del estado de cosas actual como para dar viabilidad a cualquier proyecto de desarrollo.

Pero lo más importante es que ambos enfoques parten de un supuesto compartido, cual es que el progreso futuro de Chile se construirá a partir de lo avanzado en las últimas décadas, no desandando el camino recorrido ni ignorando sus lecciones.

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