Innovación y Startups

DF Lab Opinión / Innovación de clase mundial

Por: Álvaro Ossa, director de Transferencia, Pontificia Universidad Católica de Chile | Publicado: Lunes 26 de abril de 2021 a las 11:17 hrs.
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Recientemente hemos recibido la noticia de que Thyroid Print, tecnología desarrollada en los laboratorios de la UC, en alianza con BMRC Chile, que contó con apoyo estatal y financiamiento privado, ha ganado el premio internacional "Better World Project Award", situándose en el podium de la innovación mundial. Esto se suma a otros desarrollos chilenos notables como Not Co y Crystal Lagoons.

Estos casos de éxito son resultado de políticas públicas de largo plazo que comenzaron a implementarse a mediados de los noventa, con la creación de instrumentos de promoción a la I+D como el concurso Fondef. A comienzos de los 2000 surgen las primeras incubadoras de empresas en el país, luego se potenció la creación de fondos de riesgo, y en el año 2010 se empieza a impulsar la creación de oficinas de transferencia tecnológica.

Sin embargo, a lo largo de los años, se han debido dar pequeñas batallas con cada cambio de gobierno para explicar la importancia de evaluar estas políticas y el impacto de ellas es en el largo plazo, con el fin de lograr continuidad. Felizmente, luego de más de dos décadas, se están comenzando a ver enormes resultados.

Hoy vivimos un momento clave. El sector privado está participando e invirtiendo, cada vez más, en innovaciones chilenas basadas en ciencia. Por otro lado, el mundo académico está aprendiendo a ser más ágil, abierto y dialogante con el sector socio-productivo y sus necesidades.

La década que estamos comenzando a vivir será la de los grandes resultados. Pero como en todo proceso, es importante seguir sembrando para garantizar cosechas futuras. La articulación entre la academia, el Estado y el sector privado, junto a apuestas de largo plazo, seguirán siendo la clave para alcanzar las metas propuestas.

Para lograr esto, el Estado debe entender que se requiere mayor impulso público y que la falta de éxitos actuales, no implica un fracaso de la política pasada. Hoy, más que nunca, el Estado debe seguir invirtiendo, junto a la empresa privada, con el fin de impulsar la innovación de clase mundial.



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