La
Comisión Europea expresó hoy su deseo de que el nuevo plan de
reestructuración para Opel sea "sólido" y garantice "empleos
duraderos", y advirtió de que verificará la compatibilidad de cualquier
ayuda que los Estados miembros de la
UE pudieran conceder.
El Ejecutivo comunitario se limitó a "tomar nota" de la decisión de General Motors de no vender finalmente
su filial europea Opel al grupo austríaco-canadiense Magna.
En su lugar, la estadounidense anunció un plan de reestructuración propio para Opel, a
fin de asegurar su supervivencia dentro del grupo.
El portavoz comunitario de Competencia, Jonathan Todd, indicó que la Comisión espera que el
plan de reestructuración anunciado por GM "tenga sólidos fundamentos
económicos", de modo que garantice "la viabilidad a largo plazo de
Opel, así como empleos duraderos para sus trabajadores".
Además, recordó que en octubre el Gobierno alemán aclaró, a
petición de la CE,
que su prevista ayuda financiera para la nueva Opel estaría disponible con
independencia del inversor que finalmente eligiera General Motors para la
venta.
En cuanto a las ayudas gubernamentales, la Comisión considera que sólo pueden
servir para hacer frente a los problemas derivados de la crisis financiera y
económica.
No pueden, en consecuencia -ha añadido Todd- condicionar las decisiones
empresariales relativas a la ubicación futura de instalaciones y capacidades de
producción dentro de la
UE.
Bruselas pretende así "evitar una guerra de
subsidios" entre los Estados miembros y la fragmentación del mercado
interior.