Falta información del derrame
Por: Equipo DF
Publicado: Lunes 11 de julio de 2011 a las 05:00 hrs.
El derrame de petróleo en el Golfo de México el año pasado dejó claro a gobiernos y compañías que el secretismo, dilaciones y pobre comunicación, para minimizar las malas noticias, mezclada con falta de preparación, empeoran los desastres ambientales. Fue una lección que el gobierno central pareció haber asimilado meses después, cuando se enfrentó al peor desastre chino comparable, en una refinería en Dalian.
Pero los compromisos, nuevas políticas y leyes estrictas, sirven poco a menos que sean rigurosamente impuestas y cumplidas.
Lo que puede ser una filtración catastrófica en los pozos petroleros en la costa de la provincia de Shandong, comprueban ese punto.
Exactamente qué tan dañinos fueron los dos derrames en el pozo petrolero de Penglai sigue siendo un asunto especulativo, pese a que ocurrieron el 4 y el 17 de junio.
Las autoridades, en su mayoría a nivel local, tienen una cultura de encubrir los desastres y minimizar su seriedad. Eso ha cambiado gradualmente desde el escándalo por el silenciamiento del brote del SRAG en 2003 y ahora generalmente hay una rápida notificación y respuesta de emergencia. Eso fue lo que pasó cuando el oleoducto explotó en Dalian, lo que estuvo preocupantemente ausente esta vez.
Falta de transparencia y medios de comunicación estatales con miedo de criticar a sus amos es una combinación terrible. Recién el mes pasado, la administración oceánica reportó que al menos la mitad de las aguas mar adentro chinas estaban contaminadas y que la situación empeoraba.
A medida que continúa el desarrollo económico y la búsqueda de crudo y gas se intensifica, hay mayor probabilidad de daño.
Las reglas más estrictas establecidas en 2010 son un buen comienzo. Deben fortalecerse y hacerse cumplir - la multa máxima de 200 mil yuanes
(US$ 30.900) que enfrenta ConocoPhillips no es representativa del daño ni es un disuasivo efectivo.
Igual de importante, sin embargo, es la necesidad de que autoridades gubernamentales y societarias estén alertas a conflictos ambientales.
Y los medios debieran tener total libertad para investigar.