Chile aprende a cosechar sus formidables oportunidades en energía solar
La escasez de combustibles fósiles estimula un impulso sin precedentes en la inversión en energías renovables.
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El silencio en El Romero es engañoso. Roto sólo por el silbido ambiental de transformadores y casi sin humanos a la vista, hay, sin embargo, muchas cosas ocurriendo bajo la superficie de los paneles solares gigantes que cubren 280 hectáreas del árido terreno montañoso del norte de Chile.
Cerca de 200 mega watts por hora surgen de la mayor estación de energía solar de Latinoamérica hacia las líneas de transmisión cercanas que se extienden por más de 600 kilómetros al sur, hasta la capital, Santiago, desde su punto de partida en el desierto de Atacama, uno de los lugares más secos y soleados de la tierra.
"Este es el rostro del futuro de Chile", dice José Ignacio Escobar, administrador general en Latinoamérica de la española Acciona, que construyó y opera El Romero. "Chile puede ser pobre en energía vieja, pero es muy rico en renovables. ¿Puedes ver una sola nube?", pregunta, apuntando al cielo despejado, tan claro que los telescopios más poderosos del mundo se construyen en Atacama.
Sólo recientemente comenzó Chile a aprovechar la formidable energía del sol atacameño. Apenas hace cinco años, el país producía cantidades insignificantes de energía renovable, y era fuertemente dependiente de importaciones de sus vecinos poco confiables, por lo que sufría de apagones y algunos de los precios de energía más altos de la región.
Pero esta escasez de combustibles fósiles ha estimulado un impulso sin precedentes en inversión en energías renovables, especialmente solar, desde entonces, a pesar de una contracción en la inversión en casi todos los otros sectores durante un período de estancamiento económico al final del boom de las materias primas.
Chile está ahora produciendo parte de la energía más barata del mundo, alimentando las esperanzas de que se convertirá en una versión de Arabia Saudita. Habiéndose unido a México y Brasil entre los diez mayores mercados de energía renovable en el mundo, Chile está liderando la transformación de energía limpia en América Latina, donde la inversión en renovables ha crecido al doble que la tasa global en la última década.
"Es la gran revolución silenciosa del gobierno de (Michelle) Bachelet, por la que será recordada después", dice Eugenio Tironi, sociólogo, refiriéndose a la presidenta saliente de Chile, quien será reemplazada por el ganador de las elecciones presidenciales del 17 de diciembre.
Aunque la rápida introducción de energía renovable en Chile usando incentivos de mercado es probablemente el mayor logro de Bachelet, la líder de izquierda ha preferido publicitar las reformas centrales de su agenda, que son ampliamente criticadas por mal diseño e implementación, y por desincentivar la inversión.
"El sello de nuestro gobierno son las reformas dirigidas a la reducción de la desigualdad. La mayor parte del debate ha estado en las reformas laboral y educacional, pero si no hubiéramos resuelto nuestro problema de energía, hubiera sido más difícil implementar las reformas sociales", dice Andrés Rebolledo, ministro de Energía, quien defiende que la energía ya no es un obstáculo para el crecimiento.
Tras implementar regulaciones que abrieron el sector oligopólico de la energía de Chile a la competencia, sólo tomó hasta octubre de este año para que el gobierno lograra su objetivo de generar 20% de la electricidad con fuentes renovables a 2025, en su mayoría con energía solar y eólica.
En una señal de cuán lejos ha llegado Chile, los candidatos en la elección presidencial han hecho campaña sobre la base de que el país producirá 100% de su energía de fuentes renovables a 2040, lo que ha sido tomado en serio y considerado lograble por los expertos.
"No creo que alguien pensara que (la transformación de Chile hacia los renovables) ocurriría tan rápido, y que pasó sin subsidios, porque no creen en la intervención de mercados aquí", dice Bart Doyle, quien administra las operaciones en Chile de la empresa irlandesa Mainstream.
"Fue una lucha entre los renovables y todos los demás. No sólo ganaron los renovables, sino que lo hicieron fácilmente", añade, señalando que la mayoría de los otros países entregan incentivos a las empresas que generan electricidad a partir de fuentes renovables.
Aunque las licitaciones de Chile para aportar a la red son abiertas a todas las empresas en términos iguales, gracias a la mejora tecnológica y el potencial de Chile en los renovables, son capaces de producir energía solar a casi la mitad del costo de las estaciones de energía a base de carbón.
Ello se hizo posible a través del cambio regulatorio quizás más efectivo del gobierno de Bachelet, que fue dividir el día en tercios, lo que hizo a la energía solar especialmente competitiva para las empresas que apostaran por entregar energía en el tercio de en medio, sólo durante horas con luz de día.
Los costos de la energía en Chile han bajado 75% desde que comenzaron las licitaciones hace tres años, con la más reciente produciendo la segunda oferta más baja en el mundo por energía solar de 2,148 centavos de dólar por kilowatt hora. Pero los precios han caído tanto, que Doyle advierte del "sangramiento" de la tecnología más avanzada, argumentando que las empresas podrían estar ofreciendo por debajo del costo de la producción.
"No todo lo que brilla es oro", advierte Escobar, quien cree que nuevas regulaciones que enfrenten temas de largo plazo deben implementarse. "No podemos dejar que esta maravilla se transforme en una pesadilla".