El regulador europeo de seguridad aérea está investigando la calidad del aire en la cabina en momentos en que las tripulaciones se preparan para emprender acciones legales contra las aerolíneas británicas por presuntas lesiones debido a los humos tóxicos. La Agencia Europea de Seguridad Aérea ha pedido a expertos alemanes que investiguen la calidad del aire en 60 vuelos comerciales durante los próximos 17 meses en un intento por responder las persistentes dudas sobre si los pasajeros y la tripulación son expuestos a humos potencialmente tóxicos durante los vuelos.
El oxígeno es introducido a la cabina a través del sistema del motor en todas las aeronaves, excepto en el nuevo Boeing 787 Dreamliner. El aire "sangrado", como se conoce este aire comprimido, es filtrado pero puede ser contaminado si éstas se desgastan. Los activistas argumentan que en esos casos el aire de la cabina puede contaminarse con los organofosfatos utilizados en el combustible de aviación. Boeing y Airbus, que dominan el mercado mundial de aviones comerciales, aseguran que no existe ningún riesgo para los pasajeros ni para la tripulación. "La investigación ha demostrado que el aire de la cabina cumple con las normas de salud y seguridad", dijo Boeing.
Sin embargo, una campaña a favor de una regulación más estricta a la calidad del aire está cobrando fuerza después de que Unite, el sindicato británico, anunciara a comienzos de mes que presentaría una acción legal en contra de las líneas aéreas de Reino Unido en nombre de 17 miembros de la tripulación por supuesto daño personal.